“En rigor de la verdad, la revolución rusa fue un vasto movimiento de
masas, una ola de fondo popular que rebasó y arrasó a los grupos ideológicos.
No perteneció a nadie en particular; solo al pueblo. En la medida en que
constituyó una auténtica revolución, impulsada desde abajo hacia arriba, capaz
de producir espontáneamente órganos de democracia directa, presentó todas las
características de una revolución social de tendencias libertarias.”
Daniel Guerin[1]
La revolución rusa, dio una
luz de esperanza al movimiento libertario mundial, pues generó en las clases
explotadas el anhelo del fin último de la existencia del ser humano: la
libertad. Las masas desposeídas rusas entendieron que para conseguir ese fin
último, era necesaria la abolición de la explotación capitalista, la burguesía,
el estado, los cuerpos represivos y la propiedad privada. No obstante, la
llegada del comunismo autoritario al poder, apagó esa luz de esperanza que se
había incrustado en los corazones de las clases explotadas rusas y produjo una
de las más grandes carnicerías contra el movimiento libertario que jamás haya
conocido la humanidad.
Es necesario conocer y
recordar las luchas sociales libertarias y su influencia en el pensamiento de
las masas campesinas y obreras rusas, pues éstas ayudarían a que se
desarrollara la revolución de Octubre y posteriores protestas obreras e
insurrecciones armadas contra el estado bolchevique autoritario, engendrador de
terror y muerte entre el pueblo ruso.
No hay que olvidar ni
quedarnos callados frente a los hechos ocurridos en la ciudad portuaria de
Kronstadt en 1921. Un acontecimiento tan olvidado por los historiadores al
servicio del poder de la burguesía mundial, como por las clases explotadas y
oprimidas que viven en la miseria producida por este sistema injusto. De la
misma manera, debemos tener claro la influencia anarquista en el discurso y el
lenguaje usado por los bolcheviques en su afán de someter a las masas
campesinas y obreras rusas a la dictadura del proletariado.
Contexto Histórico
1905. Génesis de la revolución de Octubre y descontento del pueblo ruso
contra el zarismo
El pueblo ruso estaba
cansado del poder del zar y las clases explotadoras, que evitaban una reforma
agraria que complaciera al campesinado, que vivía en la miseria y que era
fuertemente afectado por la escasez de alimentos y falta de trabajo. De igual
manera, el proletariado ruso trabajaba en condiciones despreciables y los
salarios eran bajos como causa del alza de los precios de los artículos de
consumo. Otra causa de la ira del pueblo ruso fue la guerra contra Japón, que
cobraría cientos de vidas y que crearía los impuestos de guerra, que tanto
perjudicaron el bienestar de las clases explotadas rusas. En palabras de Leon
Trotsky “La revolución de 1905 surgió
directamente de la guerra ruso-japonesa y, del mismo modo, la revolución de
1917 ha sido el resultado inmediato de la gran matanza imperialista”[2]
lo que muestra la importancia que tuvo en el proletariado y el campesinado la
guerra con Japón. Lo anterior provocó la ira del pueblo que salió a las calles
y realizó numerosas huelgas, dando inicio a la revolución de 1905.
“La revolución de 1905 fue el punto de partida de la de 1917. En ella
surgieron órganos revolucionarios de nuevo cuño: los soviets, nacidos en las
fábricas de San Petersburgo, durante una huelga general espontanea. Los
soviets se encargaron de coordinar, y llenaron así un lamentable vacío, por
cuanto el país carecía casi por completo de movimiento sindical y de tradición
sindicalista”[3] decía Daniel Guerin en 1965. Los soviets, entendidos como consejos
obreros en manos de trabajadores rusos, fueron importantes en la configuración
de la revolución proletaria, pues ellos se encargarían de cerrar y apoderarse
de las fábricas, además de realizar las huelgas durante el proceso
revolucionario. Los soviets fortalecerían el poder de los bolcheviques para
llegar a la dictadura del proletariado. No obstante la importancia de la
revolución de 1905, radica en que se creó el cultivo donde se pusieron las
primeras semillas de la revolución, que florecerían en 1917. De esta manera
aconteció una cadena de sucesos que transcurrieron durante la revolución de
1905, como el llamado “domingo
sangriento” o “domingo rojo” que ocurrió el 9 de Enero, donde una gran
cantidad de manifestantes, una mezcla entre proletarios y campesinos, marcharon
hacia el palacio de Invierno para exigir mejoras laborales y una
constitución que estuviera a favor de los oprimidos. Cuando los manifestantes
llegaron al palacio fueron exageradamente reprimidos por la infantería rusa al
servicio del zar. Esto produjo numerosas pérdidas humanas al movimiento obrero
y campesino, pero lo fortaleció y lo revitalizó, pues en el mes de diciembre de
ese mismo año, se originaron las huelgas de Petrogrado, donde numerosos
proletarios dejaron de trabajar y dieron su vida por la llama de la revolución.
De la misma manera, fue famoso el mitin del acorazado de Potenmkin, donde más
de 2000 marineros perdieron la vida, después de la represión y asesinato a
sangre fría por parte de las fuerzas represivas rusas.
Pero estos actos de lucha
social del pueblo ruso, no fueron inútiles ni inservibles para la revolución,
ya que provocaría la creación de una nueva duma, donde se introduciría el poder
legislativo; la legalización de los partidos políticos que tanto serviría a los
próximos levantamientos; y el derecho al sufragio universal. Lo anterior se
conocería como el manifiesto de Octubre. No obstante, seguiría el poder del
zar, la iglesia, las fuerzas armadas y la
nobleza, y como afirma acertadamente Alexander Berkman: “En 1905 estalló la primera
revolución en Rusia. La autocracia era todavía fuerte, y el levantamiento de
las masas fue aplastado, aunque no sin haber obligado al zar a conceder ciertos
derechos constitucionales. Pero el gobierno se vengó ferozmente, incluso de
esas pequeñas concesiones. Cientos de revolucionarios pagaron por ellas con sus
vidas, miles fueron encarcelados y otros muchos miles fueron condenados a
Siberia”[4]
De la misma manera, uno de los problemas que más afecto a la revolución de 1905, y que la
llevó a solo ser una chispa en el gran conjunto de acontecimientos que tendrían
lugar en 1917, fue la falta de convocatoria en las masas campesinas y su escaso
entendimiento con el proletariado de las ciudades. Al respecto Leon Trotsky
diría: “En 1905, el proletariado de Rusia
no se mostró aun suficientemente fuerte para ocupar a su alrededor a las masas
campesinas y conquistar el poder”[5]
El pueblo ruso abandonaría
las huelgas en las fábricas, las protestas en las calles y los levantamientos
armados en el campo y en el mar, solo por un corto tiempo, pues 1917 sería el
año en que las masas desposeídas rusas se cansarían de tolerar el poder de las clases
opresoras. Así, “la revolución de 1905 –
1907 despertó apenas un débil eco en Europa. Por lo tanto, tenía que quedar
como un mero capítulo inicial. La continuación y la conclusión estaban
estrechamente ligadas al desarrollo ulterior de Europa”[6],
exclamaba Rosa Luxemburgo, gran crítica de la revolución bolchevique.
Revolución de Febrero. Continuación en el camino hacia la revolución
El pueblo ruso se cansó de
esperar las reformas que había prometido el zar desde 1905. De esta manera,
estalló la revolución de Febrero, segundo llamado de atención a las clases
dominantes rusas. Pero el problema no era solo las reformas que se habían
olvidado, sino también la devastación que estaba dejando la primera guerra
imperialista de la historia, donde Rusia tenía un papel importante.
“La Revolución rusa comenzó durante la guerra, a causa del descontento
del pueblo en el interior y del ejército en el frente. El país estaba cansado
de luchar; se encontraba rendido por el hambre y la miseria. Los soldados
habían tenido bastante matanza: comenzaron a preguntarse por qué tenían que
matar o que los matasen, y cuando los soldados comienzan a hacer preguntas,
ninguna guerra prosigue durante mucho tiempo”[7]. Lo anterior ayudaría a la fraternidad que tendría el ejército con las
masas campesinas y obreras durante la desarrollo de la revolución. No obstante,
había otros problemas por los que el pueblo ruso se le estaba colmando la
paciencia, como el alza en los impuestos y la escasez de alimentos.
“En febrero de 1917 estalló la revolución. Como suele ocurrir en casos
semejantes, los poderes existentes estaban aquejados de ceguera. El autócrata y
sus ministros, los aristócratas y sus consejeros, todos creyeron que se trataba
de un asunto de algunos desórdenes callejeros, de huelgas y de tumultos en
demanda de pan. Se imaginaban seguros en la silla. Pero los «desórdenes»
proseguían, extendiéndose a todo el país, y entonces el zar se vio obligado a
dejar el trono. Antes de que pasara mucho tiempo el monarca que una vez fue
poderoso fue arrestado y exiliado a Siberia, donde él mismo había enviado
anteriormente a miles a la muerte, y donde él y toda su familia encontraron
posteriormente su condena. Fue abolida la autocracia rusa. La Revolución de
febrero contra el gobierno más poderoso de Europa se llevó a cabo sin disparar
un fusil”[8] diría el revolucionario anarquista Alexander Berkman. De esta manera,
subió al poder un gobierno provisional, representado en el poder del social
revolucionario menchevique Alexander Kerensky, quien había sido vicepresidente
del soviet de Petrogrado. Pero, “El gobierno «revolucionario» de Kerensky
permaneció también sordo a las demandas populares. Aprobó normas drásticas
contra la «no autorizada» toma de la tierra por parte de los campesinos.
Kerensky hizo todo lo que estaba en su poder para mantener al ejército en el
frente e incluso volvió a introducir la pena de muerte por «deserción»”[9].
De la misma manera el gobierno de Kerensky, se negó a realizar una
asamblea constituyente, lo que daría fuerza al movimiento bolchevique dentro de
las masas desposeídas. “La política del gobierno de Kerensky de escabullirle el
bulto a la cuestión constituía uno de los blancos preferidos de crítica de los
bolcheviques y la base de algunos de sus más violentos ataques”[10]
afirmaría poco después Rosa Luxemburgo.
Es en este punto donde empieza
la influencia anarquista en las masas campesinas y obreras, pues el pueblo se
sentiría fraternizado con el lenguaje libertario, y a la vez los bolcheviques
lo utilizarían como forma de adiestrar a las masas para llegar al poder. Entre
los principios libertarios utilizados por los bolcheviques, se encontrarían:
acción directa, huelga general, expropiación y comunismo. Lo anterior ayudaría
a la sublevación obrera de los meses posteriores, representados en huelgas,
protestas y alzamientos armados.
Cansado de sostener el poder
contra el pueblo, Kerensky va a dejar su dictadura provisional y va dar a paso
a otra más fuerte y más sangrienta. Fue el 3 de Julio de 1917, el día en que
Kerensky iba a dejar el poder. Alexander Berkman, vería este suceso de la
siguiente manera: “El desamparo evidente
del gobierno, la decisión de Kerensky de renovar un movimiento agresivo en el
frente, junto con la reintroducción de la pena de muerte para la deserción
militar, la persecución de los elementos revolucionarios y la detención de sus
líderes, todo ello precipitó la crisis el 3 de julio de 1917, miles de obreros,
soldados y marineros armados se manifestaron por las calles de Petrogrado, a
pesar de la prohibición del gobierno, exigiendo «todo el poder a los soviets».
Kerensky intentó suprimir el movimiento popular. Incluso volvió a llamar a
regimientos «fieles» del frente para
dar una «lección saludable» al
proletariado de Petrogrado. Pero todos los esfuerzos de la burguesía,
representada por Kerensky, por los líderes socialdemócratas y por los
socialistas revolucionarios de derecha, eran en vano para contener la creciente
aleada. Se suprimieron las demostraciones de julio, pero al cabo de poco tiempo
el movimiento revolucionario barrió al gobierno provisional: El soviet de
Petrogrado de los soldados y los obreros, declaró abolido el gobierno y
Kerensky salvó su vida sólo huyendo disfrazado.[11]
Después del derrocamiento de Kerensky, iba a transcurrir un tiempo de
reestructuración de una nueva dictadura que culminaría con la revolución de
Octubre.
Octubre. Revolución y dictadura
El 25 de Octubre va a ser
un día glorioso para las masas campesinas y obreras hipnotizadas por el
bolchevismo y el estado, pues se declaró totalmente abolido el gobierno
provisional, que había declarado a Kerensky como máximo jefe. Todos los
miembros del menchevismo en el poder fueron arrestados y el gobierno fue tomado
por el soviet de Petrogrado. El poder quedó en manos de los campesinos, obreros
y militares, que con la ayuda de los intelectuales del comunismo autoritario
consiguieron la llegada a la cima más alta de la montaña de represión y
dominación, como lo es el estado. Pero las masas habían sido engañadas por los
bolcheviques, pues era una mentira que las masas campesinas y obreras
estuvieran en el poder. La representación del poder se vería representada en el
partido político único, que vendría a cometer una serie de crímenes
imperdonables contra todo aquel que pensará diferente a su discurso y que
criticara sus políticas autoritarias. No obstante la revolución de Octubre y la
llegada del comunismo autoritario al poder, van a fortalecer la economía
soviética y van a mejorar el nivel de vida de las clases explotadas, pues como
diría el historiador marxista Eric Hobsbawm “el
sistema soviético estaba pensado para industrializar un país muy atrasado y
subdesarrollado lo más rápidamente posible, dando por sentado que la población
se conformaría con un nivel de vida que garantizaba unos mínimos unos mínimos
sociales y que se hallaba algo por encima del de subsistencia, si bien su nivel
exacto dependía de lo que sobrara en una economía organizada para una continua
industrialización. Por más ineficiente y derrochador que fuera el sistema,
estos objetivos se cumplieron”[12]
Pero la dictadura del
proletariado y de un partido único, terminaría con la falsa libertad que habían
tenido las masas desposeídas rusas, pero era preferible la falsa libertad antes
de la llegada de los bolcheviques al poder, que la libertad que la dictadura
del proletariado impuso obligatoriamente al pueblo. Una libertad que violaron,
ultrajaron y escupieron con el más despreciable odio que pueda existir en
cualquier ser humano. Pese a las falsas e hipócritas palabras que usarían más
tarde los teóricos del comunismo autoritario, como el italiano Antonio Gramsci
que decía: “La revolución rusa ha
destruido al autoritarismo y lo ha sustituido por el sufragio universal,
entendiéndolo también a las mujeres. Ha sustituido el autoritarismo por la
libertad, la constitución por la voz libre de la conciencia universal.”[13],
existieron mujeres tan valiosas como Rosa Luxemburgo que criticaría años
después de la revolución de Octubre, a la dictadura del partido bolchevique y a
su violación de la libertad del pueblo ruso. Al respecto decía Rosa Luxemburgo:
“La libertad sólo para los que apoyan el
gobierno, sólo para los miembros de un partido (por numerosos que este sea) no
es libertad en absoluto. La libertad es siempre y exclusivamente libertad para
el que piensa de manera diferente. No a causa de ningún concepto fanático de la
“justicia”, sino porque todo lo que es instructivo, totalizador y
purificante en la libertad política depende de esta característica esencial, y
su efectividad desaparece tan pronto como la “libertad se convierte en un privilegio especial.”[14]
Menos mal no se cumplió el
anhelo de León Trotsky, de conseguir una revolución mundial, pues como él había
dicho, la revolución de Octubre vendría a ser “la primera etapa de la revolución mundial” Lo anterior hubiera
significado la total destrucción del movimiento libertario, pero como había
dicho antes, siempre habrá un germen libertario en toda sociedad donde exista
la explotación, la lucha de clases, el estado y la violación de la libertad,
fin último de todo ser humano.
La revolución de Octubre “fue una usurpación marxista apoyada por una
parte de los socialistas revolucionarios y por muchos anarquistas, pero que
para aquéllos en los otros países que no se habían ocupado de esos hombres y de
esas cosas rusas, era la revolución social triunfante, y fue para ellos pues un
acontecimiento único de primer orden, una felicidad imprevista en esas
dimensiones y esa rapidez”[15]
diría Max Nettlau. Tal afirmación demuestra la importancia de la revolución
rusa, en los demás países del mundo, pues posterior a esta revolución, se
empezó a germinar un movimiento obrero marxista leninista, que en muchos países
llegaría al poder, como la experiencia revolucionaria en China y Cuba, pero que
igual sería autoritario y represor.
Experiencias libertarias
Kronstadt: Una luz apagada por la represión bolchevique
Cuatro años después de la
revolución de Octubre, Rusia estaba devastada y su pueblo vivía en la miseria,
pues había combatido en la primera guerra mundial y afrontaba una fuerte guerra
civil. A raíz de estos acontecimientos el estado bolchevique, dictaminó un
sistema socio- económico, que iba a aumentar más la Ira del pueblo ruso, el
comunismo de guerra.
“Como
su nombre implica, el Comunismo de Guerra llevaba el duro sello de la
regimentación y la compulsión. Dictado por la escasez económica y la necesidad
militar, se caracterizaba por una extremada centralización de los controles
gubernamentales en todos los sectores de la vida social. Su piedra angular era
la incautación forzada de los cereales de los que se despojaba al campesinado.
Se enviaban destacamentos armados al campo para que requisaran el excedente de
producción con el fin de abastecer a las ciudades y aprovisionar al Ejército
Rojo, que constaba de unos cinco millones de hombres”[16]
como afirmaba Paul Avrich. El comunismo de guerra decretado por los
bolcheviques fue incapaz de resolver los problemas que vivía Rusia después de
Octubre de 1917: escases de alimentos, falta de trabajo en las fábricas,
hambre, enfermedades y mortalidad. El cambio a un comunismo de guerra
intensificó las angustias del campesinado ruso, ya que se militarizaron las
fábricas y se aplicó el programa de requerimiento, que expropiaba a los
campesinos de artículos de consumo. Una visión más profunda nos muestra la
situación: “Aunque se había triunfado en
el campo militar y la situación exterior iba mejorando rápidamente, los
bolcheviques enfrentaban graves dificultades internas. Rusia estaba agotada y
en bancarrota. Las cicatrices de la batalla eran visibles en todos los rincones
del país. Durante los últimos dos años la tasa de mortalidad había subido
bruscamente, la hambruna y la pestilencia se llevaban millones de víctimas,
aparte de los millones que habían caído en combate”[17]
Lo anterior, causó la desesperación del proletariado y el campesinado ruso, que
se vieron en la obligación de exigirle respuestas al gobierno central. Los
bolcheviques los ignoraron y no le pusieron atención a estos problemas, pues
para ellos no significaba gran cosa. Ocurrieron demasiada huelgas que darían
pasó al alzamiento en armas de los marineros de la ciudad portuaria de
Kronstadt.
Los principales habitantes de Kronstadt, los
marineros del báltico “estaban siempre en
efervescencia y descontentos. Constituían una estirpe inquieta e independiente
que abominaba de todo privilegio y autoridad, y parecían siempre a punto de
estallar en actos de violencia abierta contra sus oficiales o el gobierno central,
que consideraban como una fuerza ajena y coercitiva”. Esta ira estallo en
Marzo de 1921, como respuesta a los acontecimientos ocurridos en Petrogrado
unos días antes. Los marineros y obreros de Kronstadt se rebelaron contra la
opresión bolchevique, en busca de mejores condiciones de vida para su pueblo,
las clases explotadas de toda Rusia.
“Kronstadt, heroico y generoso, soñaba con la liberación de Rusia por la
tercera revolución, que estaba orgulloso de haber iniciado. Libertad y
fraternidad universal eran su lema. Consideraba la tercera revolución como un
desenvolvimiento gradual de la emancipación, cuyo primer paso era la acción
libre de los Soviets independientes, sin el control de un partido político
cualquiera y que cristalizase la voluntad y los intereses del pueblo. Estos
marinos sinceros y cándidos proclamaban a los obreros del mundo su gran ideal,
y apelaban al proletariado para que uniese sus fuerzas a las suyas en la lucha,
con plena confianza de que su causa hallaría un apoyo entusiasta y de que,
sobre todo y ante todo, los obreros de Petrogrado se apresurarían a ir en su
ayuda” diría Alexander Berkman.[18]
Pero los compañeros hermanos de Petrogrado no llegaron, y las fuerzas
represivas del estado soviético asesinaron a cientos de manifestantes que se
alzaron en armas, en busca de un mundo distinto para su gente. “El 7 de Marzo,
recordara Daniel Guerin, comenzó el bombardeo de la fortaleza. Con el título de
¡Que el mundo lo sepa!, los asediados lanzaron un último llamamiento: “La
sangre de los inocentes caerá sobre la cabeza de los comunistas, locos furiosos
ebrios de poder. ¡Vaya el poder de los soviets! Los sitiadores pudieron
desplazarse sobre el hielo del golfo de Finlandia y, el 18 de Marzo, vencieron
la “rebelión” en una orgía de
matanzas”[19]
El acto de los marineros de
Kronstadt fue heroico y aunque se ha ocultado por la historia burguesa, servirá
a todo libertario como una voz más de lucha para resistir a la estirpe
imperialista y capitalista, que se asoma todos los días en cada esquina de la
ciudad. Solo hay que recordar las palabras de Anatol Gorelik, para
entender su verdadera importancia en la historia de los oprimidos: “Kronstadt fue una segunda comuna de París,
donde se apagaron las mayores esperanzas y las últimas expectativas del pueblo.
Por Kronstadt, estaban todos los trabajadores y campesinos revolucionarios de
Rusia.”[20]
Reflexión final
Fueron décadas de
resistencia y lucha de los anarquistas contra la opresión del comunismo
autoritario ruso, que los llevó a fortalecer su pensamiento libertario, pues
cada día que cerraban sus ojos y dormían, soñaban en un mundo diferente:
un mundo de fraternidad, igualdad y solidaridad; un mundo sin clases sociales
ni poder de clase; un mundo donde la libertad no era una alucinación sino era
una realidad; un mundo sin represión y dominación; un mundo donde no habría la necesidad de un estado que explotará a sus
habitantes por medio de impuestos, instituciones represivas y un sistema socio-
político injusto. Lo anterior llevó a los anarquistas rusos a no quedarse callados
y defender hasta el último minuto de su vida el pensamiento libertario y el
anhelo de una sociedad diferente, distinta a la que hoy todavía perdura y
existe en la mayoría de países de este planeta sucio y depravado, que ha
engendrado miseria, dolor, envidia y odio en la mayor parte de la sociedad. A
través de experiencias revolucionarias, como la Kronstadt en 1921, el pueblo
entendió que todo poder engendrado en el estado, violaba el más preciado
derecho que ninguna ley pudiera dictar, el derecho a la libertad.
[2] Trotsky, Leon. Antes del
9 de Enero. Moscú. 12 de Enero de 1922. Disponible en forma digital en la
página web marxista www.marxists.org
[4] Berkman, Alexander. El
ABC del comunismo libertario. Biblioteca anarquista libertaria Conciencia
Libertaria. Kolectivo Conciencia Libertaria. Página.
82-83. Disponible en forma digital en la página web anarquista
www.kclibertaria.comyr.com
[6] Luxemburgo, Rosa. La
Revolución Rusa. Obras escogidas. Ediciones digitales Izquierda
Revolucionaria. Página 373. Disponible en versión digital en
www.marxismo.com.
[13] Gramsci, Antonio. Notas
sobre la revolución rusa. 29 de Abril de 1917. Disponible en
forma digital en la página marxista www.marxists.com
[15] Nettlau, Max. La
Anarquía a través de los tiempos. Biblioteca anarquista libertaria
Conciencia Libertaria. Kolectivo Conciencia Libertaria.
Página. 137. Disponible en forma digital en la página web anarquista
www.kclibertaria.comyr.com
[18] Berkman, Alexander. La
rebelión de Kronstadt. Biblioteca anarquista libertaria Conciencia
Libertaria. Kolectivo Conciencia Libertaria. Página. 23. Disponible en forma
digital en la página web anarquista www.kclibertaria.comyr.com
[20] Gorelik, Anatol. El
anarquismo en la Revolución Rusa. Buenos Aires Ediciones Utopía Libertaria.
2007. Página 124.
No hay comentarios:
Publicar un comentario