jueves, 16 de diciembre de 2010

Quinceava sesión. / Cuarta del bloque de autores contemporáneos. / Reflexiones sobre “Los Libertarios y las lecciones del Golpe de Estado en Chile” de José Antonio Gutiérrez. / Por Luis

LECCIONES HISTÓRICAS: Una reflexión anarco-comunista de la actuación popular antes, durante y después del golpe de estado del 73 en Chile

A grandes rasgos el documento se propone como una mirada crítica al papel de la “izquierda” chilena en tiempos del gobierno de Allende, por allá a comienzos de la década de los 70’; y de su actuación, desatinada o atinada, en el periodo dictatorial que da inicio el golpe de estado del  73. Es, además, un marco que muestra las condiciones históricas que producen el “surgimiento” de la tendencia anarquista en Chile a mediados de los años noventa. Una tendencia que aparece como la posibilidad de darle sostén teórico-político a la manifestación popular que se presentó en el gobierno Allendista con todos sus matices e inteligencias; que se apresó y se silenció en el imperio fascista-neoliberal de Pinochet; y que trató de salir, organizadamente, del foso oscuro de la opresión. Este documento se escribe en el año 2003, en el gobierno de Ricardo Lagos Escobar, y la primera denuncia que hace José Antonio Gutiérrez, el autor del texto, precisamente es contra uno de los slogans  de ese gobierno, el cual precisa un tiempo de reconciliación. Recordemos que Lagos (abogado y economista) fue el presidente de la Alianza Democrática, convergencia de diferentes grupos políticos que impulso la votación de NO a otros 8 años de gobierno de Pinochet y que puso fin “democráticamente” a la dictadura militar; pero que, por otra parte, en su gobierno (2000-2006) firma Tratados de Libre Comercio con la Unión Europea, Estados Unidos y Corea. Un gobierno, como lo dice Gutiérrez, con disfraz de izquierda, que abre las puertas a la libertad comercial, como si éste fuera el ángel que trae consigo la igualdad y la justicia al pueblo entero. Así, ese llamado a la reconciliación, no es más, según Gutiérrez, que el llamado a olvidar la historia, a poner a todos los hombres y mujeres en una misma tabla rasa sin diferencias sociales y culturales, a decir que eso de la lucha de clases realmente no existe y que el “país es de todos y el futuro es para construirlo juntos”. 

Si bien, a primera instancia –como un novio enamorado- convence, este discurso es otro más que intenta tapar la realidad concreta de la sociedad capitalista, la cual está basada en la explotación del hombre por el hombre y que, entre su nido de contradicciones, prospera la desigualdad material y la injusticia económica; que no basta la reconciliación, porque ésta sólo sería de palabra, pues la condiciones materiales de los sujetos (burgueses y obreros) representan la mayor contradicción de todas, a saber, la lucha de clases. Una lucha que es violenta y real, que la vemos en el alegato del pobre cuando no tiene que comer o en la ley aprobada en el parlamento burgués que reduce el salario mínimo al obrero. Contradicción que sólo desaparece violentamente, con la eliminación de las condiciones materiales de beneficio que hacen que exista tal desigualdad. Además, la reconciliación implica que las partes que se van a reconciliar acepten sus errores y comiencen de cero, con la intención de que todos halen para el mismo lado; por el contrario, lo que no reconoce este acto de reconciliación es que las partes representan una posición de clase, y que lo que hicieron, mal o bien, por ejemplo, las organizaciones sociales (sindicatos, colectivos barriales, etc.) es la manifestación de querer tener el poder en sus manos, de manejarlo a su antojo de clase. O que, por ejemplo, la dictadura militar corresponde a una reacción de la burguesía en su afán de restablecer el control que el gobierno de Allende, en algunos sectores, le había quitado. Así, esa reconciliación es una elucubración fantástica pues nada tiene que ver con la realidad objetiva de la sociedad, por tanto, irrealizable. Lo que es realizable y que realmente nos lleva a un mundo que tenga por base la igualdad y la justicia social es la abolición de las clases sociales por medios violentos. 

Ahora bien, esa mirada crítica que propone Gutiérrez estará guiada por la explicación de lo  que él llama las lecciones que el Golpe militar y el proceso abierto el día 11 de Septiembre de 1973 han evidenciado a nuestros ojos y que marcan nuestras concepciones políticas más profundas. 

1. La primera de estas lecciones es la exposición de las dos tendencias básicas de revolución que se manejaban en el  momento: La Reformista y la Revolucionaria. (La primera fue concebida por el gobierno de turno y la segunda por el MIR y todos los procesos de base que se gestaron en ese respiro de represión). La primera de ellas es la que concibe un cambio de la sociedad desde adentro, es decir, creyendo que la revolución es un acumulado de reformas institucionales cuyo resultado será una nueva sociedad. Como bien dice Gutiérrez, esta concepción de transformación es de forma y no de fondo, pues mantiene la estructura base del capitalismo y lo único que cambia es el lugar de algunas piezas del andamiaje, pero éste sigue siendo el mismo. Esta tendencia reformista de la izquierda sigue reproduciendo las dinámicas naturales de explotación que se dan en el capitalismo. Luego, encontramos que eso que damos por nombre Poder Popular, para esta tendencia, que fue real y concreta en el gobierno de Allende, tiene un sentido táctico y que sólo representa un paso necesario para obtener el poder del Estado. Así lo expresa Gutiérrez: “le asignaban un rol sólo en la lucha contra el Estado, pero creían que éste (el poder popular) debería asumir su posición subordinada cuando el partido de vanguardia conquistara el poder.” De este modo, podemos encontrar reformas de todo calibre: Reformas agrarias, educativas, expropiaciones de empresas, etc.; pero seguimos viendo la misma democracia representativa, las condiciones materiales que distan a una clase social de otra siguen siendo las mismas, más bien sólo mucho más reducidas a causa de la arremetida burguesa que se manifestaba con sabotajes en los sectores de la producción y el comercio del país. 

Por otra parte, la segunda tendencia de revolución está en contravía a la anterior, promulgando un cambio desde las bases del sistema, teniendo como consigna principal: “la organización directa del pueblo, en oposición del Estado y el Poder Burgués.” Precisamente destruyendo las condiciones que hacen que un burgués tenga poder: quitándole sus maquinas, sus propiedades privadas, las armas, convirtiéndolas en “propiedad” común de las necesidades verdaderas del pueblo, controladas por y para beneficio propio de este sujeto popular; por eso se parte desde la base, desde la mera acción directa de cada persona, de cada colectivo barrial, estudiantil, de cada organización sindical, de cada escuela popular: expropiando la actuación política del burgués y adueñándonos de nuestros problemas y de eso que llaman “lo político”. Se comienza, pues, construyendo conciencia de base; se comienza transformando las relaciones de producción que tienen por cimiento la explotación: se cambia por una que tenga como base el apoyo mutuo, el objetivo de solventar las necesidades básicas y concretas de determinada población, el trabajo colectivo: a cada cual su capacidad y cada quien su necesidad. Luego, para esta tendencia, el poder popular es un objetivo estratégico, más no una táctica. Su objetivo es: impulsar la construcción de procesos de base para gestar el poder obrero y popular. En esta lógica, no se espera el “permiso” constitucional para avanzar, sino más bien el impulso intuitivo del pueblo para actuar y construir. 

2. La segunda lección consistió en la falla de subordinar la contradicción primaria (capitalismo – comunismo-libertario) a la contradicción secundaria (dictadura-“democracia”). La reacción burguesa a la dictadura militar de Pinochet, es un clamor por la descentralización de las fuerzas “políticas” y económicas; lo que piden es: ¡apertura económica! Los partidos políticos “opositores” a la dictadura se unen en una Concertación (por estas andaba nuestro amigo Lagos) y jalonan una suerte de protesta en contra de la dictadura, proponiendo como eje central de su propuesta el resurgimiento de la “democracia”. Es decir, como cualquier cambio de gobierno, el objetivo era cambiar de administración; la dictadura se convierte así, en “una” de las formas de gobernar de la burguesía. De hecho, como antes lo mencionaba, la dictadura es una reacción de la burguesía por partes del poder que se les ha ultrajado. Esta actitud es todavía más peligrosa que la izquierda reformista, pues si bien esta lucha por ciertos cambios sociales y económicos con la mirada hacia un socialismo, los demócratas sólo tienen la intención de quitar la dictadura como agente conductor. La una queriendo cambiar el sistema capitalista a punta de reformas y la otra queriendo mantener el sistema cambiando a su gobernante de turno. Esta lección nos recuerda que por encima de este cambio de roles de mando (que ni siquiera es revolucionario, sino más bien un movimiento táctico de la burguesía) está el cambio crucial y total del sistema. Que contra lo que se lucha no es ni más ni menos que contra el mismo Estado burgués y las relaciones de explotación que en la práctica cotidiana éste reproduce: en escuelas, universidades, familias, cárceles, hospitales, parlamentos, etc. Es decir, que el objetivo principal es buscar la síntesis de la contradicción entre capital y trabajo, destruir esta relación en un socialismo absoluto. 

3. La tercera lección es, como muy bien lo dice el subtítulo, de pasar de la resistencia a la revolución. Al principio de este texto mencionaba que Gutiérrez ve que a los procesos de base que se gestaron y desarrollaron durante el gobierno de Allende y luego durante la dictadura de Pinochet les faltó cierta conducción programática, cierta base teórico-política sobre la que se guiaran, pues, como él lo dice, este movimiento y dinámicas populares surgieron espontáneamente (son reacciones intuitivas), son el reflejo de la cruda explotación, de la cruda injusticia social. Aquí recuerdo cuando hablamos de conciencia de clase en uno de nuestros estudios internos del grupo, cuando decíamos que todo obrero tiene consigo un espíritu de repudio hacia la explotación en su trabajo. Veíamos que espontáneamente el obrero al terminar la jornada laboral salía corriendo de su puesto de trabajo a buscar entretenimiento o descansar, pero nunca se queda a terminar el artículo que no alcanzo de producir. Lo que decíamos es que esas reacciones manifiestan la conciencia de clase que lleva consigo el explotado, sólo hay que seguir despertándolas y “dirigirlas” por las sendas de la revolución. Pues bien, si a estas conclusiones llegábamos, Gutiérrez va mucho más allá, pues las condiciones son distintas, existe cierta apertura para la actuación popular y de lo que se trata ya no es de sobrevivir de la acción directa de hacer alimento para toda la comunidad salga de donde salga, se trata, ahora, de expropiar los medios de producción (propiedad de la burguesía) y ponerlos al servicio del pueblo, al servicio de sus necesidades. Así es que encontramos que en el trabajo de base está el germen de la revolución. 

4. La cuarta y última lección es que hay que tener cuidado con las alianzas policlasistas o mejor dicho alejarse por completo de ellas. Éste se convierte en un punto central del programa revolucionario, pues, si se tiene claro que trabajamos sobre la base de la lucha de clases, entonces, sabemos  cuáles son nuestros “enemigos” y cuáles nuestros “amigos”. Aquí la operación es sencilla, hay un grupo que explota y otro que es explotado; unos son la minoría y otros la mayoría. Por consiguiente, nosotros, compañeros, cobijados por nuestros principios revolucionarios tenemos un solo amigo, a saber, los explotados y explotados, los trabajadores y trabajadoras, pero no sólo ellas, sino también el resto del pueblo empobrecido, los que no trabajan y viven de la miseria. Por el contrario, no vamos con la minoría enriquecida. Eso, desde mi interpretación de las palabras de Gutiérrez, fue lo que faltó. Después de más de 15 años de dictadura la burguesía liberal decide emprender su “liberación”, por lo que surgen alianzas con todos los sectores de la población: obreros, comerciantes, empresarios, inversionistas, etc. La alianza duró poco, mientras se cambió de administración, todo volvió a la normalidad. Eso que se logró apunta de alianzas sólo benefició a una clase: la burguesa. La otra, la obrera, la popular, “volvió”, aunque nunca se ha ido de su sitio, a ser la misma explotada de siempre. 

Finalmente quisiera expresar cuatro reflexiones que me deja este texto: 

1.    Este texto nos invita a reflexionar la historia de forma crítica, a  vernos en la historia y corregir nuestros pasos cotidianos a partir del análisis. (Esa debe ser la síntesis concreta de ese análisis). 

2.   Las experiencias históricas, así sean de otros países, representan la historia de un solo sujeto: de los explotados y explotadas del mundo entero, por tanto, nuestra visión no debe apartarse de ellas, pues representan un mismo interés de clase. Añadido a esto, lo que creo que se debe hacer es contextualizarlas y revisar nuestra propia historia.

lunes, 13 de diciembre de 2010

Catorceava sesión. / Tercera de autores contemporáneos. / Reflexiones sobre los textos COPEI I y II de la Federación Anarquista Uruguaya FAU. / Por: José

La FAU
La Federación Anarquista Uruguaya FAU tiene un gran peso en la historia de las corrientes libertarias en América Latina, en especial su concepción de la organización específica anarquista y revolucionaria, su llamado a una síntesis teórica de matriz libertaria que actualizara al anarquismo con respecto a las nuevas realidades y condiciones socio-históricas de su época, su propuesta de interacción de distintos elementos organizativos para el fortalecimiento del polo proletario de la lucha de clases y sus importantes esfuerzos militantes que re-posicionaron la opción ácrata como posibilidad revolucionaria efectiva en el Uruguay y el Continente.

La FAU fue creada en octubre  1956, tras un largo proceso de acercamiento entre organizaciones e individualidades libertarias presentes en el sector estudiantil  cooperativo, obrero y barrial. Se considerara heredera de la tradición iniciada por Bakunin dentro del movimiento en la primera internacional, de la concepción organizativa de Malatesta, del clasismo del anarcosindicalismo y de la práctica de la acción directa. Ya en la década de los 60, los tiempos de cólera según Daniel Barret, la organización se encamino hacia constituirse en un organización revolucionaria profundamente arraigada en la lucha de clases. Así creara, en colaboración con otras fuerzas, en 1968, un combativo frente de masas llamado Resistencia Obrero Estudiantil ROE, impulsara desde 1966 el surgimiento de una Tendencia Combativa en el campo sindical, con la participación de los gremios obreros de frigoríficos, autopartes, gráficos y bancarios principalmente. En este mismo campo la FAU promovió la realización del Congreso del Pueblo, que impulso la elaboración de planes de lucha conjuntos a nivel nacional y la creación de la Convención Nacional de Trabajadores CNT. Así mismo tendrá una destacada participación en el movimiento cooperativo y barrial a través de organismos como el Ateneo Cerro-Teja y desarrollara una energía labor de agitación política valiéndose de periódicos, boletines y revistas como Lucha Libertaria, Rojo y Negro, Cartas de la FAU entre otras[1].  

Sin embargo un aspecto adquiere especial relevancia al valorar el aporte de la FAU a la corriente comunista libertaria: Su actividad armada. Temprana admiradora de la Revolución Cubana, participara desde una visión crítica en la Organización Latinoamericana de Solidaridad OLAS y más tarde desarrollara expropiaciones y acciones de confrontación a través de los comandos FAI. Sera esta vocación la que la llevara a gestar desde 1967, durante la época de su ilegalización y en plena dictadura constitucional del gobierno de Bordaberry, que finalmente se convertirá en 1971 en la Organización Popular Revolucionaria 33 Orientales OPR-33, que entre otras acciones pasara a la historia con su robo de la bandera de los treinta tres orientales, uno de los primeros y más espectaculares operativos de recuperación simbólica efectuados por una guerrilla urbana habidos en este continente.

COPEI

 “(…) Lo que parecerá ser el desmantelamiento del aparato del M.L.N. es, digámoslo con toda claridad y pensando bien las palabras, una grave derrota para la revolución uruguaya. Es una importante batalla perdida.[2]
El escrito empieza planteando una tesis: La ofensiva represiva (desatada por la dictadura constitucional de Bordaberry, desde 1973, dictadura abierta) y sus efectos ya visibles, deben inducir a las organizaciones revolucionarias a replantear sus tácticas. Para iniciar este ejercicio, se repasa la situación del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros, hasta ese momento la más numerosa y poderosa organización político-militar (OPM en adelante) en Uruguay, principal blanco de la represión gubernamental. Esta situación se ha expresado en importantes pérdidas humanas, políticas, orgánicas y militares, para esta organización;  sin embargo también esto ha dejado claro tanto los horizontes y potencialidades de este tipo de lucha, como lo rápido con que puede desmontar la represión una OPM si esta se conduce por tácticas desacertadas.

Esto ha dejado claro en parte, que el reformismo, que participa como un actor más en los juegos legales, conciliadores y electorales del sistema, ha sido instrumentalizado y captado por el mismo, reprimiéndolo en ocasiones y premiándolo en otras. Por otra parte, se infiere que tanto represores como reformistas comparten, en formas diferentes, el objetivo político que ha motivado la ofensiva contra los “Tupas”: El dejar claro de una vez más, que él único camino posible y pensable es el trazado por el sistema, y que este es natural, siempre ha sido y siempre será así.  La represión niega la posibilidad de luchar contra el sistema por algo más allá de él mismo, la lucha de clases entra en reflujo, las revolucionarias se desmovilizan, el miedo gana las calles y el reformismo llama a la negociación sin lucha y extiende su política de prevención del descontento.        

En uno de los escenarios en donde se libraba la lucha de clases, la batalla ha sido perdida por las fuerzas revolucionarias, que se debilitan y se llenan de incertidumbre. Sin embargo la lucha de clases, a veces más abierta a veces mas velada, continúa porque su existencia se relaciona con la naturaleza opresora y explotadora del capitalismo. Tampoco es este el fin de la lucha político-militar (en adelanta PM) que es uno de los tantos niveles en los que se desenvuelve la lucha de clases y en las condiciones concretas de Uruguay en 1972 país, sigue teniendo vigencia, pues el proceso de descomposición y empobrecimiento de uno de los polos de la sociedad continua,  y genera condiciones objetivas  que no podrá ser solucionadas por la clase dominante, y que estimulan la creación de OPMS.

Esta derrota temporal, solo pone de presente que las dificultades rigen el andar revolucionario, y que no habiendo magos ni adivinos, este solo existe a la medida que se va creando. Así Lo único decisivo es la voluntad de seguir adelante[3].  No es la revolucionaria una suicida que persigue un ideal ciego, sino es la intérprete de una voluntad de pelea que es vital, urgente y necesaria. La acción PM no es en sí misma una estrategia, sino una táctica, la cual debe continuar empleándose porque las condiciones que la movilizan no desaparecen sino que se profundiza. En el documento sin embargo, se establece que si es preciso cambiar la forma en la que se ha desenvuelto esta táctica, que es la errada forma del foquismo, que solo ha conducido a la derrota.
 
La crítica a esta concepción que se considera errónea, fue siempre una línea política de la FAU. Sin embargo, la comprobación del error, no es motivo de celebración, porque esté ha llevado a muchas revolucionarias a la muerte, la tortura, la desaparición y la cárcel. Antes bien, este fracaso es también el fracaso de todas las revolucionarias del país y su proyecto emancipatorio. En el largo y tortuoso camino revolucionario es casi imposible no tropezar, mas aun si se trata de una teoría como la del foquismo, que promete que el cambio social está a la vuelta de la esquina. Lo que si no explicable es tropezar dos veces con el mismo obstáculo y por lo tanto debe hacerse un esfuerzo analítico para corregir y superar estos errores.

El Foquismo

“El tiempo transcurrido, la intensa, rica y tantas veces dolorosa experiencia realizada en estos años por los movimientos revolucionarios latinoamericanos, han ido dejando en claro los funestos errores del foquismo.[4]

La Revolución Cubana, como toda revolución, tuvo un profundo impacto  en el mundo y especialmente en Latinoamérica. Puso a la orden del día la lucha PM, demostró la existencia de condiciones objetivas para desarrollarla e incluso relativizo los tiempos utópicos y nebulosos, manejados por el grueso de la izquierda. Ella influencio y estimulo las fuerzas revolucionarias del continente, pero también a las contra-revolucionarias.

Una de las doctrinas que se reclamaron como herederas de la experiencia Cubana y que dijeron sistematizar sus aportes, fue la teoría del foco, más propias de Regias Debray que de Ernesto Guevara. Esa fue la línea, que con algunas variaciones asumió las “Tupas” para el contexto Uruguayo. Estas variaciones, este “esfuerzo creador aplicado a la adecuación del foquismo a las condiciones locales[5]”, fue la mayor contribución del MLN a la teoría política en general, con sus Unidades Tácticas de Combate, la participación en movilizaciones de masas y la PM urbana y de ciudad. Sin embargo los esquemas básicos del foquismo permanecieron inalterados. Estos podrían caracterizarse así:


Las condiciones objetivas ya están presentes y hay que iniciar la PM en la mayor brevedad posible

(Sin embargo ni Debray ni Guevara consideraran que este sea el caso de Uruguay y los países más ricos del continente.)

Las condiciones “subjetivas” se desarrollarían como consecuencia de la actividad del foco

La organización política previa no son necesarias, las organizaciones de masas son instrumentos de la movilización PM y su labor es logística.



Lucha: Crecimiento operativo
Éxito: Éxito Militar
Victoria: Victoria sobre el Ejercito

Guerra de Guerrillas, del campo a la ciudad, necesarias condiciones geográficas dadas para el ocultamiento, movilidad permanente

(En este esquema, por definición las OPM eran rurales. Las ciudades, retaguardia del sistema solo son centro de acopio, logística y reclutamiento.)

Acumulación de victorias PM parciales, llevarían a la derrota militar del ejército enemigo y luego a la Revolución 

Cada acción del foco propiciaría una respuesta del enemigo.

Dialéctica ascendente: Fortalecimiento del Foco-Represión-Fortalecimiento del Foco.
Momento de ruptura, ofensiva PM y respaldo de la población.

El planteamiento central de esta concepción recaía en la fórmula del agotamiento de todas las formas de lucha distintas a las PM, y así se busca acentuar artificialmente las dinámicas de lucha, debido a la necesaria represión del gobierno. Esta concepción subestimaba la actividad de masas, considerándola secundaria, subordinada y aun contraproducente al desarrollo de una confrontación total y sin plazos ni grados. Este esquema, fracasado por lo demás, fue desbordado en todo el continente por las nuevas formas de acción desarrolladas por la lucha de clases, entendiéndose así que:


El simplismo de su concepción sobres las condiciones “objetivas” necesarias para la lucha PM.
El análisis de este punto debe llevar a la comprensión de las interacciones entre el nivel económico de la lucha de clases y el nivel propiamente político e ideológico.


El desarrollo del “factor” subjetivo no se deriva mecánicamente de la actividad del foco.

No es posible ni deseable sustituir la actividad política dinamizadora de los grupos o “partidos”. El esquema rectilíneo del foquismo sobre el comportamiento de las masas es engañoso.

Esta subestimación de la importancia de la subjetividad en la lucha revolucionaria, llevo al aislamiento social del foco armado y creo así las condiciones de su aniquilamiento. 

La exclusividad de la OPM rural y la negación de la posible actividad urbana ha sido rebasada con creces por el movimiento real de la lucha de clases. Ahora mayoritaria y decididamente urbanas

La mecánica acción-represión contemplada por el foquismo tampoco se dio. Esta corriente subvaloro la inteligencia política del sistema, su capacidad selectiva, el arraigo de los mitos liberales y el papel contra-revolucionario del reformismo.



[1] Juan C. Mechoso. Acción Directa Anarquista. Una Historia de la FAU. Editorial Recortes. Montevideo, Uruguay. Año de impresión desconocido.
[2] FAU. COPEI No 1. (1972). Disponible en la sección de documentos de la página de la Federación Anarquista Uruguaya. Ver  http://www.nodo50.org/fau/documentos/docum_historicos/docum_fau.htm. (Consultado 07/12/2010).
[3] FAU. COPEI No 1. (1972). op. cit.
[4] FAU. COPEI No 1. Ibíd
[5] FAU. COPEI No 1. Ibíd.

miércoles, 8 de diciembre de 2010

Programación del Ciclo de Talleres de Formación Libertaria

Miércoles 8 de Dic.

1:30-3:00: Presentación del espacio
                       Análisis de Coyuntura: El Capitalismo Hoy
3:00-4:00: Experiencia organizativa: El Paro Cívico Nacional de 1977
4:00-5:00: Taller organizativo: Estrategia, táctica y programa
5:00-6:00: Taller Práctico: Claves para hablar en público

Jueves 9 de Dic.

1:30-3:00: Presentación del día
                       Análisis de Coyuntura: El Uribismo y la Unidad Nacional
3:00-4:00: Experiencia organizativa: La Asamblea Popular de los Pueblos de Oaxaca APPO en México. Video-foro.
4:00-5:00: Taller organizativo: Metodología de participación y sistematización.
5:00-6:00: Taller práctico: Arte y difusión urbana.

Viernes 10 de Dic.

1:30-3:00: Presentación del espacio
                       Análisis de Coyuntura: El Movimiento Popular Hoy
3:00-4:00: Experiencia organizativa: El Barrio Policarpa Salavarrieta
4:00-6:00: Taller práctico: Las Audiovisuales como herramienta organizativa

LUGAR: TALLER 27-72 / GALERÍA DEL M.A.L. (CARRERA 6ª No 27-72)
ENTRE LA PLAZA DE TOROS Y EL MUSEO NACIONAL 
BOGOTA, COLOMBIA

lunes, 6 de diciembre de 2010

CICLO DE TALLERES DE FORMACIÓN LIBERTARIA


Las y los invitamos al:
Ciclo de Talleres de Formación Libertaria 
Miércoles 8, Jueves 9 y Viernes 10 de Diciembre de 2010 De 1:30 a 6:00 p.m.
TEMAS Y EJES
Análisis de Coyuntura: El Capitalismo Hoy, Uribismo y Unidad Nacional y Actualidad de los Movimientos Populares
Experiencias organizativas: El Barrio Policarpa Salavarrieta, la APPO en México  y el Paro Cívico Nacional de 1977
Talleres organizativos: Estrategia y táctica organizativa, Sistematización y Metodologías de participación
Talleres prácticos: Claves para hablar en público, arte y difusión urbana, audiovisuales como herramienta organizativa

LUGAR: TALLER 27-72 / GALERÍA DEL M.A.L. (CARRERA 6ª No 27-72)
ENTRE LA PLAZA DE TOROS Y EL MUSEO NACIONAL 
BOGOTA, COLOMBIA

domingo, 5 de diciembre de 2010

Treceava sesión. / Segunda dedicada a autores contemporáneos. / Manifiesto del Comunismo Libertario de George Fontenis. / Por Sofía

El texto que nos atañe en la sesión de hoy fue escrito por George Fontenis quién fue:
Una de las últimas personalidades del movimiento anarquista de los años 40-50 […], muerto en Tours el 9 de agosto de 2010 a sus 94 años. Quedará en la memoria del movimiento obrero como un luchador infatigable del comunismo libertario, un activo sostén de los independentistas argelinos, un sindicalista de la École Émancipée, uno de los animadores del Mayo del 68 en Tours y uno de los pilares del librepensamiento en Indre-et-Loire. Hasta sus últimos días, ha sido adherente de Alternative Libertaire.”[1]

Corresponde como su nombre lo indica al Manifiesto del Comunismo Libertario y refleja en puntos concretos los enfoques, tácticas y retos que según él deben afrontar los  anarquistas. A continuación se hará una exposición de lo expresado en el documento:

El Comunismo Libertario, una doctrina social 
En este aparte el autor va a ser enfático en decir que el Comunismo Libertario no corresponde a una filosofía idealista basada en los buenos deseos utópicos de  algunos pensadores del siglo XIX que querían una sociedad basada en la Libertad y la Justicia. Por el contrario arguye que este corresponde a un proceso histórico que en el marco de una sociedad de clases, refleja la reacción de los trabajadores, oprimidos, dominados (clase proletaria)  y que crean conciencia de clase de una manera cada vez más elaborada. Por esta razón es importante decir que esta doctrina tiene un carácter netamente materialista, histórico y revolucionario. Se basa en la lucha de clases en donde los explotados (privados de los medios de producción) son la clase que por naturaleza debe ser el motor de la revolución. No obstante, no rechaza a lo que naciendo en el seno de clases más privilegiadas, estén dispuestos a abandonar dichas ventajas y apoyar los procesos transformadores. Propugna la supresión de las clases sociales y el ejercicio de la libertad de todos y todas a partir de la libertad colectiva.

El anarquismo socialista o comunismo anárquico, o también comunismo libertario, es una doctrina de revolución social la cual se dirige al proletariado, cuyos deseos representa, cuya verdadera ideología demuestra- una ideología de la cual el proletariado se concientiza mediante sus propias experiencias.”[2]

El problema del Programa
El programa revolucionario debe ser entendido como los propósitos y tareas de los anarquistas, los cuales deben reflejar una unidad en perspectiva. Está basado en los deseos de las masas y tiene una parte empírica, así como una teórica. Es importante decir acá que no debe contar con una estructura rígida puesto que tiene en cuenta los diferentes contextos históricos, los cuales le darán forma a la lucha por una sociedad sin clases sociales y por ende sin estado.

Relación entre las masas y la vanguardia revolucionaria
Esta se basa en la idea anarquista de una minoría activa, que a su vez se contrapone a la idea de pasividad a la espera de que otros hagan el papel revolucionario de la clase obrera, Así como al espontaneísmos, al empirismo puro y al voluntarismo. Recalca “la necesidad de una organización revolucionaria anarquista específica, entendida como la vanguardia conciente y activa del pueblo”[3], aunque no constituye un control o dominio sobre las masas, ejerce el papel de guía y liderazgo basado en las experiencias y aspiraciones de las masas. Tiene como tarea la responsabilidad política directa de estas y es por ello que cumple un papel educador y táctico que incentive a fortalecer los procesos de base, para que las masas (de las cuales hace parte y es fiel reflejo) logren concienciarse cada vez más y organizarse a sí misma, debe corregir los errores a la luz del devenir histórico.

Principios internos de la organizaciónrevolucionaria

En este aparte vemos que el autor considera que la vanguardia revolucionaria debe organizarse para hacer efectivos los esfuerzos por llegar a una sociedad Comunista Libertaria, para ello debe contar con los siguientes puntos:

- Unidad Ideológica: Que tiene en cuenta las distintas posiciones de la clase obrera y que lucha por la revolución social, basada en la abolición de las clases y del Estado.
- Unidad Táctica: Que dirija los procedimientos a seguir por la organización, que puede contar con variedad de estrategias, en donde deben prevalecer las más acertadas y aceptadas por todos y todas los miembros.
- Acción Colectiva y Disciplina: Que no recalca el orden jerárquico, por el contrario resalta que en la organización  todos y todas acarrean la responsabilidad colectiva sobre la lucha revolucionaria.
- Federalismo: Que permite “tanto la centralización necesaria, como permite la decisión autónoma de cada miembro y su control sobre el todo. Sólo involucra a los participantes en lo que les es común”[4]

El programa Comunista Libertario

Este aparte habla de los enemigos claros que tiene la clase obrera, en donde el más destacado es el capitalismo que al ordenar la sociedad a partir de clases sociales, pone los intereses de las clases más privilegiadas o burguesas encima de los de toda la sociedad en su conjunto, acaparando los medios de producción y la plusvalía que genera el hombre trabajador.

Así mismo  expresa que otro enemigo de los y las Comunistas Libertarios es el Estado entendido como:

 “(...) El órgano regulador de la sociedad moderna. […], pero para una forma social que esclaviza a la mayoría en pos de una minoría. Luego, es la violencia organizada de la burguesía en contra de los trabajadores, es un instrumento de la clase dominante. Pero al mismo tiempo, éste aspecto instrumental está tendiendo a adquirir un carácter funcional, transformándose a sí en clase dominante organizada. Está tendiendo a superar los conflictos entre los grupos dominantes en política y economía. Está tendiendo a fusionar las fuerzas que retienen los poderes políticos y económicos, los diferentes sectores de la burguesía, en un único bloque, tanto para incrementar su capacidad de represión interna, como para sumar su fuerza expansiva hacia fuera. Se mueve hacia la unidad de lo político y lo económico, extendiendo su hegemonía sobre todas las actividades, integrando a los sindicatos, etc... Transformando al trabajador asalariado, en su acepción que le es propia, en un siervo moderno, completamente esclavizado, pero con un mínimo de beneficios (permisos, seguridad social, etc...) No es más un instrumento, sino que un poder en sí.”[5]

Por otro lado dice que el Comunismo Libertario se basa en la formula "De cada cual según sus capacidades, a cada cual según sus necesidades” en donde todas y todos tengamos las medios de producción colectivamente y que del mismo modo subordinemos el factor económico a las necesidades y desarrollos sociales.

Comunismo Libertario

“Una sociedad en la cual se hayan realizado la propiedad colectiva y los principios de la igualdad, no puede ser una sociedad en la cual la explotación económica persista o en la cual haya una nueva forma de dominación de clase. Es precisamente la negación de esto.”[6]

Acá es claro el carácter social de este en donde a partir de la revolución cambie por completo las formas de relacionarse entre los diferentes individuos que componen la sociedad, rompiendo todas las dinámicas de opresión. Supone una sociedad en donde no haya una “dictadora del proletariado” puesto que constituiría el remplazo de un régimen opresor por otro. Del mismo modo busca la humanización de todos y todas.

La revolución el Problema del Poder. El problema del Estado

Acá se entiende la revolución como la transición de una sociedad jerárquica por una sociedad libre, en donde no habrá paso a un período laxo de dominio estatal, sino por el contrario la organización de la sociedad por ella misma sin entes externos a través del control de los medios de producción de una manera colectiva donde se tengan en cuenta todas las aspiraciones de las masas, las cuales a manera de autogobierno ejerza libremente su proceso vital. Sugiere el poder directo de los y las obreros. En donde en los casos de individuos asociales será la misma sociedad la que tome las medidas respectivas, teniendo el cuidado de no reproducir ni mecanismos, ni instituciones burguesas. Asumiendo un papel médico que lo logré incorporar a la sociedad Libre.

Roles respectivos de la organización anarquista específica y de las masas

La idea de la Revolución que hemos desarrollado, implica un cierto número de condiciones históricas: por una parte, una aguda crisis de la vieja sociedad, y por otra, la existencia de un movimiento de masas conscientes, como de una minoría activa bien organizada y bien orientada.”[7]

En ese sentido la organización anarquista tiene el papel de coordinar las acciones directas de las masas y en el periodo revolucionario debe desarrollar estrategias claras que lleven a la consolidación del Comunismo Libertario.

La moral comunista

En este último apartado vemos que el autor se refiere a la moral como el reflejo de las condiciones sociales de la humanidad, en donde se interiorizan prácticas y modos de comportarse ideales. La cual a lo largo de la Historia ha sido el instrumento de dominación de las clases dirigentes sobre las masas. No obstante lo anterior, arguye que la sociedad anarquista interioriza valores que son propios de una sociedad libre, en donde por ejemplo la solidaridad y el apoyo mutuo son uno de los más destacados.

“Es en la práctica revolucionaria y en la vida del proletariado consciente donde encontramos valores tales como la solidaridad, arrojo, sentido de la responsabilidad, claridad del pensamiento, tenacidad, federalismo o auténtica democracia en las organizaciones obreras y anarquistas que concreten tanto la disciplina como el espíritu de iniciativa, respeto por la democracia revolucionaria- esto es decir la posibilidad de exponer sus ideas a todas las corrientes que sinceramente busquen la creación de la sociedad comunista, el criticar y consecuentemente el perfeccionar la práctica y teoría revolucionaria.

El fundamento revolucionario que hemos establecido como imperativo, nos exime claramente de cualquier moralidad a la hora de tratar con el enemigo, la burguesía, la cual en su propia defensa trataría de hacer aceptar a los revolucionarios las prohibiciones de su moral. Es muy claro que en éste terreno sólo los fines pueden dictar nuestra conducta. Esto significa que, una vez que se hayan reconocido los fines y hayan sido asentados científicamente, los medios son un simple asunto de tácticas y, en consecuencia, pueden sólo ser valorados como medios si se adaptan a los fines, a la búsqueda del objetivo. Esto no significa medios añejos y no es cuestión de justificar medios. Debemos rechazar la fórmula equívoca "el fin justifica los medios" y decir más simplemente- "los medios sólo existen, sólo son elegidos con vista a los fines a los cuales se enlazan y adaptan, y no tienen que ser justificados ante el enemigo ni en términos de la moral del enemigo".[8]


[1] En: http://www.anarkismo.net/article/17306, Fecha de consulta noviembre de 2010.
[2] Manifiesto del Comunismo Libertario, En: http://flag.blackened.net/revolt/inter/groups/cuac/comunista_libertario.html, fecha de Consulta noviembre de 2010.
[3] Manifiesto.
[4] Manifiesto.
[5] Manifiesto.
[6] Manifiesto.
[7] Manifiesto.
[8] Manifiesto.

sábado, 4 de diciembre de 2010

Últimas sesiones del seminario militante. Comunismo Libertario

Relatoría de la treceava sesión. / Segunda dedicada a autores contemporáneos Discusión sobre el texto Manifiesto del Comunismo Libertario de George Fontenis. / Por Karina


Antes de empezar con la ponencia a cargo de Sofía, José hace una introducción al tema con  varios aportes acerca de la biografía de George Fontenis. Al finalizar dichos aportes la sesión continúa con lectura de la ponencia, en la cual algunos rasgos para destacar son:

El Comunismo Libertario:

·         No se relaciona con una filosofía idealista apoyada por los buenos deseos utópicos.
·         Es un proceso histórico, el cual refleja la reacción de la clase proletaria, formando así una conciencia de clase.
·         Es donde el proletariado se concientiza mediante sus propias experiencias de los hechos que ocurren en su entorno.
·         Tiene un carácter netamente Materialista, Histórico y Revolucionario.
·         Está basado en los deseos de las masas. Tiene un tanto una parte empírica como teórica.
·         Tiene en cuenta los diferentes contextos históricos.
·         En el cual no cabe la idea de una “dictadura del proletariado”
·         Busca la humanización de todas las personas.

Los Principios internos de una organización libertaria:

·         Unidad Ideológica: Lucha por la revolución social, basada en la abolición de las clases y el estado.
·         Unidad Táctica: Dirige los procedimientos a seguir por una organización teniendo en cuenta los puntos de vista de todxs los miembros.
·         Acción Colectiva y Disciplinaria: Responsabilidad colectiva sobre la lucha revolucionaria, no hay orden jerárquico.
·         Federalismo: Permite la centralización y la decisión autónoma.

La revolución se ve como el camino de una sociedad jerárquica hacia una sociedad libre, en la cual los medio de producción se manejaran de una manera colectiva. En ella no se reproducirán los mecanismos ni las instituciones burguesas.

Moral Convencional
Moral Comunista Libertara
Según el autor es el reflejo de las condiciones sociales.
En la sociedad anarquista se interiorizan valores propios de una sociedad libre.
Se interiorizan los modos ideales de comportamiento.
La solidaridad y el apoyo mutuo son indispensables.
Se rechaza la fórmula de “el fin justifica los medios”.


Posteriormente se  discuten los puntos claves y críticos que los asistentes consideran.

Queda claro que:

·         El comunismo libertario lejos de ser una filosofía utópica o un doctrina de lo que debería ser, es una sistematización de los elementos presentes de la luchas de clases.
·         La organización no ejerce su influencia sobre las masas desde afuera, sino dentro de ella.
·         La acción política libertaria no debe limitarse a la teoría, a la difusión cultural, a la pasividad intelectual.
·         Se presenta una interesante discusión sobre si es posible considerar la organización comunista libertaria como un partido  de vanguardia. Al final planteamos que esta denominación es equivoca.
·         El poder burgués, conjunción de la dominación del Capitalismo y el Estado, expresión de una sociedad dividida en clases,  es el enemigo político fundamental de la propuesta Comunista Libertaria.
·         Al discutir con un contrario se formaría una lucha ideológica en la cual los valores serian las armas.

Los contrarios siempre pensaran que se tiene una solución para los problemas actuales de la sociedad, el objeto de estudio es que al llegar a ello, se tendrán los propios problemas pues no será perfecto, así que solo se puede por lo pronto tener una visión global de las cosas en ese aspecto pues se asume el problema de manera  diferente y  se buscara una solución más humana. Dichos problemas son exclusivos de cada sociedad, de cada entorno, de cada contexto.

Ejemplo:

1) Sociedad Enferma-Individuos Capitalistas. 2) Revolución Social. 3) Sociedad Liberada-Individuos Comunistas   

Al no reproducir ningún mecanismo burgués surge una discusión respecto a qué hacer con las personas “asociales” (según Fontenis), pues él  dice que se deben “re-orientar” y esto lo hace la misma comunidad, en la cual se desenvuelven estas personas. Este concepto no basta, tal vez se requiera de más profundización, pero por lo pronto se aclarara que aun en las condiciones de la sociedad actual es posible una convivencia más sana sin un ente extraño, superior y autoritario que regule y tal vez vigile a las personas “asociales”.

Para finalizar la sesión se lee una entrevista hecha el 19 de febrero de 2005, por militantes libertarios a George Fontenis, para profundizar algunos aspectos de su pensamiento, que consta de 10 preguntas con la cual se comprueba que su discurso y sus acciones no se contradicen.