martes, 25 de enero de 2011

Segunda comisión política del Congreso de los Pueblos



(Extraído de la página del Congreso de los Pueblos. Link: http://congresodelospueblos.org/sitio/)

Los próximos 3 y 4 de febrero está convocada la segunda reunión de la Comisión Política Nacional del Congreso de los Pueblos con la agenda de movilización y la dinámica organizativa como ejes temáticos centrales. Otro punto importante de debate será la caracterización del momento político y del actual Gobierno a través del análisis del Plan de Desarrollo y su sostenibilidad fiscal, así como la agenda legislativa y las relaciones internacionales de Colombia para definir un mapa político y económico mundial y regional.
Respecto a la agenda de movilización, los puntos a tratar serán tierra y territorio, víctimas y derechos humanos, iniciativas regionales de paz, minería y energía, educación, salud y laboral entre otros. El horizonte de la reunión pretende tejer las iniciativas de movilización en torno a estos conflictos sociales y ambientales que se están proyectando para el 2011 desde los procesos sociales regionales, sectoriales y temáticos.

En ese espacio de la Comisión Política Nacional participan todas las organizaciones comprometidas en esta propuesta de país fortalecida durante la sesión de instalación del Congreso de los Pueblos en octubre de 2010 en la Universidad Nacional de Bogotá. El objetivo es que las acciones de los procesos sociales tengan un sentido común y posibilitar escenarios en donde confluyan las distintas iniciativas.

El propósito es garantizar la participación de la mayor cantidad posible de organizaciones y que éstas aborden los enfoques de sus procesos, las capacidades de movilización y las posibilidades de articulación hacia la construcción de escenarios comunes en lo nacional y en lo regional. Para la realización de esta segunda reunión de la Comisión Política Nacional, todas las comisiones de trabajo del Congreso de los Pueblos se están esforzando para que la palabra pueda caminar en la construcción de una propuesta de país para una vida digna.

lunes, 17 de enero de 2011

Esbozo para una Historia del Anarquismo en Colombia (1968-1991). Primera parte Por: José Mariño-Grupo libertario Vía Libre


El presente es el primero de tres escritos que tratan sobre la Historia del Anarquismo en Colombia, entre 1968 y 1991, periodo sumamente desconocido en los almanaques libertarios pero de gran riqueza y valía en orden de experiencias, iniciativas y luchas.

En esta ocasión se documenta parcialmente la línea política del periódico Base Obrero y el grupo de activistas que lo promovió entre 1974 y 1975. Por considerarlo necesario para la clarificación del momento histórico y la magnitud de los sucesos narrados, se ha añadido a la descripción y análisis de la línea política del grupo, un contexto general de la época y un recuento pormenorizado de una experiencia central en su proyecto: La Huelga de los y las trabajadoras de Tejidos Única de Manizales. El trabajo sin embargo está incompleto, pues no incluye ni testimonios ni referencias  de los y las protagonistas concretas de estos procesos, que sin duda podrían aportar gran cantidad de información y hacer comprender mejor el proceso que aquí se intenta exponer. Esta labor investigativa tiene que realizarse en un futuro cercano.   

El redescubrimiento del Anarquismo en medio de la radicalización obrera. El periódico Base Obrera y la revista Frente Libertario (1974-1975).

Contexto general

En el periodo 1974-1975 la estructura económica, política y social de Colombia sufrió profundos cambios. En lo económico se cerró el ciclo abierto en 1966 de crecimiento del PIB y la industria a ritmo del 6.4% y 7.9% respectivamente y el país entró en una dinámica de progresiva desaceleración y desindustrialización de su economía. Esto fue acompañado con el paulatino desmonte del modelo de sustitución de importaciones y la implantación (también progresiva) de políticas neoliberales, monitoreadas por organismos internacionales de crédito como el FMI, el BM y el BID. Lo anterior se vio reflejado en la creación de programas de vivienda basados en Unidades de Poder Adquisitivo Constante UPACs y la implementación de reformas tributarias y financieras que favorecían el capital financiero sobre el industrial[1].En paralelo a este proceso, se daba una vasta concentración del ingreso nacional entre distintas facciones burguesas y así, para 1975, 10 grupos económicos, entre ellos tres extranjeros, controlaban el 53.95% del PIB, liderados por el Grupo Cafetero que tenia activos 1.328 millones de dólares en la época y controlaba el 11.54% del PIB[2].

En lo político, el país acaba de salir de 16 años de gobierno del Frente Nacional, pacto entre los partidos tradicionales, liberal y conservador, para asegurar la “paz civil” y repartirse el poder. Este periodo había transcurrido bajo el imperio del clientelismo, el anticomunismo y el Estado de Sitio, configurándose así el aparentemente paradójico modelo de una Dictadura Civil y Constitucional[3] refrendada cada cuatro años. Sobre el asunto diría el abogado y defensor de los derechos humanos Eduardo Umaña Luna en una entrevista en 1974: “(…) Aquí en cualquier momento, las clases dominantes, sin apelar al Estado de Sitio, tienen herramientas legales para competir con Pinochet[4]. De esta manera se abría un nuevo ciclo, que ha falta de una mejor denominación, ha sido llamado por varios investigadores sociales, como el pos-frente nacional o el frente nacional subterráneo.

El gobierno que iniciaría dicha dinámica sería el del liberal Alfonso “El pollo” López Michelsen (1974-1978) , político, empresario y periodista, hijo del ex-presidente reformista Alfonso López Pumarejo (1934-1938 / 1942-1945), antiguo jefe de la izquierda liberal agrupada en el Movimiento Revolucionario Liberal (MRL) y contemporáneo coequipero del también ex-presidente Carlos Lleras Restrepo (1966-1970) en la fracción tecnocrática del Partido, que se identificará como defensor de la política de Kennedy y La Alianza para el Progreso; este llegó al poder con 2´900.000 votos y el 56% total, con la votación más alta registrada hasta el momento[5]. “El Pollo” López asumiría la presidencia con la promesa de un “Mandato Claro”, con la misión de “Cerrar la brecha”, como consignaba en su plan de desarrollo, para convertir a Colombia en el “Japón de Suramérica” a través de un moderado plan social llamado Salud, Educación Techo y Tierra (SETT), legado de su experiencia juvenil; además, una política de liberalización económica, austeridad del gasto público y una reforma institucional que modernizara el sistema y lo adaptara a nuevos tiempos. Sin embargo, desde su discurso de posesión, en el que prometió gobernar amparado en el “binomio fuerzas armadas-corte suprema de justicia”, hasta la conformación de un gabinete bipartidista y una milimétrica distribución de los puestos públicos, su gestión fue esencialmente continuista, lo que le significó una profunda decepción de millones de trabajadores y trabajadoras que se habían dejado llevar por ilusiones de cambio, que “El Pollo” López nunca intento satisfacer. 


En lo social hubo un fuerte crecimiento de las luchas sociales y populares, fomentadas por una gran inflación, que en el periodo 74-75 alcanzó el 17.77 % y castigó fuertemente el salario real de los y las trabajadoras, quienes recibían ese año un salario mínimo equivalente a la mitad del que ganaban en 1970[6]. Así en el sector obrero se presentó, durante 1975, una cifra record en la historia reciente del país en la cantidad, extensión y duración de las luchas obreras, las más alta de la década de los 70, con más de 125 huelgas con una participación promedio de 400 trabajadores y trabajadoras cada una, consiguiendo así casi 3500 jornadas no laboradas en el año[7]. Entre 1974 y 1975 se presentaron Huelgas entre los trabajadores y trabajadoras de las empresas de Aluminio Canadiense, Cementos del Valle, El Espacio, Tapas La Libertad, Banco Ganadero y Banco Popular, Círculo de Lectores, SOFASA-RENAULT y Tejidos Única, entre otras, al mismo tiempo que se desarrollaban en instituciones públicas como el Instituto Geográfico Agustin Codazzi, el Instituto Colombiano para la Reforma Agraria (INCORA), el Instituto Colombiano del Seguro Social (ICSS), la Universidad del Valle y también paros cortos y escalonados del magisterio nacional, entre varios. Se dan también conflictos laborales que aunque no llegaban a la huelga, incluían una amplia gama de acciones directas de presión a la patronal; así entre muchos otros lo hicieron los trabajadores y trabajadoras del cemento, los de las bodegas y almacenes de la federación de cafeteros, Acerías Paz del Rio, Ericcson Colombia, el Servicio Colombiano de Aprendizaje (SENA) y en Colegios, Universidades, Hospitales y Ministerios Públicos[8].

En ese periodo también se desarrollaban importantes protestas y paros de carácter cívico, en poblaciones como Tumaco, Barrancabermeja, Puerto Boyacá, Riohacha, Barbosa y Cali; se daban combativas luchas estudiantiles en instituciones privadas como la Universidad Jorge Tadeo Lozano y la Universidad Libre (que incluían tomas de las respectivas sedes directivas) y se libraban fuertes conflictos por presupuesto en la Universidad Distrital Francisco José de Caldas y por democracia universitaria en la Universidad Nacional de Colombia; se extendían las tomas de tierras y las protestas del sector campesino en departamentos como Huila, Santander, Caquetá, Córdoba y Sucre, al mismo tiempo que los pueblos indígenas organizados en el Consejo Regional Indígena del Cauca (CRIC) se movilizaban en todo el departamento y los Arahuacos protestaban en Valledupar; finalmente, en el sector barrial-vecinal tres mil familias invadían el barrio El Dorado en Barrancabermeja, el barrio Salvador Allende en Bogotá, era amenazado de desalojo y el barrio Vitelma y otros del sur-oriente de la capital desarrollaban fuertes protestas por servicios públicos[9]. Los y las trabajadoras colombianas presionaban de esta manera un fuerte ascenso de la lucha de clases, acompañado de acciones directas de protesta, sabotaje y solidaridad, y el fortalecimiento de las organizaciones políticas, sociales y sindicales de opción clasista y revolucionaria, que sin embargo carecían de una orientación libertaria. 

La propuesta política de los y las activistas de Base Obrera



Es en este contexto que sucede lo que Alfredo Gómez Muller, expone en el prefacio a la segunda edición de su libro Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina lo que podría ser el movimiento general de los y las anarquistas en esta época. Primero el autor menciona, que a principios de la década de los 70, varios jóvenes desarrollaban una serie de actividades colectivas en distintas regiones del país, participando en movimientos populares como el obrero, el campesino y el estudiantil. Después de varios años de participar en las dinámicas de lucha de estos sectores, estos jóvenes descubrirían una creciente oposición entre lo “social” y lo “político”, entre lo construido por los movimientos sociales desde la base y los intentos de control e imposición desde arriba de organizaciones “burocráticas”.  A partir de esto, este grupo de jóvenes militantes iniciarán un proceso de crítica y autocrítica, en el que “tomaron consciencia” de que en el proceso de emancipación, los obstáculos no solo provienen de las clases dominantes y su hegemonía, sino también de organizaciones autoritarias que pretenderían instrumentalizar los movimientos sociales y las iniciativas surgidas desde la base de los mismos[10]. 

Este proceso, experimentado por un grupo de jóvenes, mayoritariamente universitarios, permitió un  paulatino acercamiento y su encuentro hacia 1974-1975, con algunos teóricos y teóricas del pensamiento político del comunismo consejista, como Anton Pannekoek y el comunismo de izquierda como Rosa Luxemburgo, así como con el anarquismo y el anarcosindicalismo, convirtiéndolos en herramientas interpretativas para transformar el mundo[11]. De esta confluencia intelectual, surgió la iniciativa de publicar en la ciudad de Bogotá, el periódico Base Obrera, del cual salieron solo dos números, y la revista Frente Libertario, que tuvo una única edición.

El primer número del periódico, editado en Bogotá en octubre de 1974, pondrá de presente la concepción del grupo sobre la relación entre la prensa, el grupo político y el movimiento obrero. De esta forma el primer artículo de la portada ¿Qué es Base Obrera? Iniciara con la siguiente pregunta: (¿) “Porque una experiencia de lucha tan grandiosa como lo fue la Huelga de Tejidos única es prácticamente desconocida por amplios sectores del proletariado de Colombia? De ahí en adelante el artículo esbozara una serie de razones para responder la interrogante: 1) En primer lugar, pensamos nosotros, porque los Patrones y el Estado Burgués hacen todo lo posible para silenciar o tergiversar las luchas populares. Los explotadores saben muy bien que toda experiencia de lucha del pueblo explotado va a (párrafo ilegible) de la Revolución, con el cual se destruirá el actual sistema de explotación y el despotismo (palabra ilegible) de los privilegiados.  2) En segundo lugar, porque los más de 30 partidos o aspirantes a partidos que existen en el país, cada uno de los cuales se considera “vanguardia” de la clase obrera, andan más preocupados en imponer sus programas y sus verdades absolutas a las masas populares, que en desarrollar la creatividad de esas mismas masas populares[12](…) Las masas y su cabeza el proletariado, están desarrollando día tras días, desde el interior mismo de la fábrica hacia las grandes pruebas callejeras, importantes combates que demuestran que las masas obreras si son capaces por si solas, de adelantar luchas políticas en contra de los patronos y en contra del Estado Burgués, sin esperar la palabra sagrada de los intelectuales redentores o de los burócratas que se agrupan como partidos aparte de la clase obrera. La huelga de los trabajadores de Única es solo una muestra espectacular de estas grandes luchas.[13]   

Más adelante y en el mismo texto, se puntualiza el carácter de la publicación: (…) “Base Obrera es un órgano político informativo, al servicio de la clase obrera y las masas populares. Pretende precisamente dar a conocer a nivel nacional, las experiencias de lucha más importantes del proletariado nacional e internacional. Sus páginas estarán al servicio de la luchas del proletariado y serán parte de estas luchas, estando al servicio del debate político e ideológico en el seno del proletariado. Base Obrera no es órgano de ningún partido político porque pensamos que las organizaciones de clase del proletariado surgirán al calor de la lucha (párrafo Ilegible) (…) como respuesta a determinadas condiciones, en determinados entornos históricos. No creemos pues, que existan modelos absolutos de organización, validos para todo momento y para todas partes.  La clase obrera como, dicen los trabajadores de Manizales, es la fuerza creadora, la fuerza más grande que existe, e ira destruyendo con su avance arrollador no solo el sistema capitalista sino también todos los dogmas que frenan su muerte. Y esto aunque duela a muchas de las autoproclamadas “vanguardias” que, por lo general, no pasan de ser grupos de burócratas o de intelectuales con afán de gobierno.[14]
Y finalmente dirá: “(…) En Base Obrera, los trabajadores tienen la palabra, son ellos los que escriben, discuten y reflexionan sobre sus propias experiencias y notan las problemáticas de la Revolución en Colombia y en el mundo.  Los activistas proletarios del equipo de trabajo de Base Obrera, participan en las discusiones, aportan sus conocimientos, análisis e informaciones, sin que por esto se pretendan como un nuevo “gurú” infalible, la misma base del periódico a través de sus debates y experiencias intercambiadas contribuirá a que LA CLASE OBRERA MISMA SE CONSTITUYA EN SU PROPIA GUIA (mayúsculas en el original)[15].”

En esa misma edición (octubre del 74 de Base Obrera) se publicó un artículo llamado “Los obreros son la fuerza creadora”. Este  escrito iniciaba con una cita textual a lo dicho por una obrera, antigua trabajadora de la industria de derivados de azufre de Manizales: “LOS OBREROS NO SOLO SE PUEDEN TOMAR UNA FABRICA, SINO QUE SE PUEDEN TOMAR MUCHAS FABRICAS, Y TAMBIEN SE PUEDEN TOMAR EL PODER, PORQUE LOS OBREROS SON LA FUERZA CREADORA (mayúsculas en el original)[16]. El artículo es una entrevista con una persona, al parecer un trabajador, que habría participado en la Huelga de Tejidos Única. Ante la pregunta que inquiría sobre la experiencia de este conflicto, la persona entrevistada respondía en las primeras: “Cuando nosotros estábamos en la huelga, y en las movilizaciones en la fábrica…[17]”. Lo anterior muestra una activa intervención en esta lucha. El resto del artículo es en su mayoría ilegible.



El segundo y último número de Base Obrera, publicado en Marzo de 1975, más de cuatro meses después del primer número, continúa con la propuesta política del grupo de facilitar el intercambio y la reflexión sobre experiencias concretas de lucha de la clase obrera a nivel nacional e internacional. Se publican así artículos sobre el conflicto sindical desatado en Sofasa-Renault, la respuesta popular al golpe de Estado en Portugal, crónicas sobre el conflicto laboral en la empresa Tasco y las condiciones de trabajo de los mineros de carbón, así como artículos de análisis sobre el llamado salario mínimo y la situación de “crisis” afrontada por los trabajadores gráficos[18].

El artículo central de la primera página de esta edición se titulaba “SOFASA-RENAULT: 18 Días de Lucha Directa”. Se trataba de una crónica sobre el conflicto obrero-patronal que se presentaba en la empresa. El artículo iniciaba así: “La feroz represión sindical que siempre ha caracterizado a SOFASA-RENAULT intento cobrar una nueva víctima el pasado 17 de febrero. Se trataba del compañero Ángel María Celis, secretario de la recién reconstituida Junta directiva del Sindicato de base. Decimos reconstituida porque la primera junta elegida el 27 de octubre de 1974, fue brutalmente disuelta por la empresa y el Ministerio del Trabajo: En esa ocasión decenas de compañeros de la J.D y de la base fueron despedidos. A diferencia de la primera vez, la respuesta de los trabajadores al despido del c. Celis, no se hizo fundamentalmente con los “instrumentos jurídicos”, es decir, delegando casi toda la acción a un abogado laboral. Es cierto que la primera vez no se delegó toda la acción en manos de un abogado, pero también es cierto que la resistencia de los mismos trabajadores no alcanzó a tener la amplitud que tuvo en esta ocasión. No debemos tampoco olvidar que la situación en octubre del 74 era distinta a la de febrero del 75[19].

La crónica continuaba resaltando las acciones directas de protesta, realizadas por los trabajadores bajo el impulso de su Sindicato de Base: “Inmediatamente después del despido de Celis, los trabajadores de las distintas seccionales toman en sus propias manos la tarea de luchar por su reintegro. Así, en Medellín, se realiza durante tres días una Huelga de hambre de solidaridad, acompañada con Operación Pito[20]. El 26 de Febrero, este movimiento logra sacudir el poder patronal. Delegados del Sindicato de Base se reúnen con el gerente de SOFASA-RENAULT, denuncian la brutal represión anti-sindical y exigen el reintegro de c. Celis. En esta reunión el gerente afirma que para el 5 de Marzo, deberá estar reintegrado el compañero. El 5 de Marzo, la dirección de  SOFASA-RENAULT pretende desconocer el acuerdo logrado. Inmediatamente se desencadena la protesta de los trabajadores en todas las seccionales. -En Bogotá se declara la Huelga de hambre, se realiza la Operación Pito y se hacen diversos mítines en los salones de exposición y ventas y en las oficinas de la gerencia general. Estos actos de protesta al interior de la Empresa, se prolongan por espacio de una hora, al cabo de la cual salen los trabajadores en manifestación por la Avenida Jiménez. -En Medellín, se declara también la Huelga de hambre, acompañada de mítines y operación pito. -En Duitama, estalla el día 7 la huelga de hambre: La gran mayoría de trabajadores participa en ella. Durante el día además se efectúan mítines de protesta al interior de la planta y a las 5 y media de la tarde se realiza una nutrida manifestación por las calles céntricas de Duitama. Todo el pueblo de Duitama respalda la toma de las  calles efectuada por los trabajadores de SOFASA-RENAULT [21]“. Si bien este artículo continúa en las páginas centrales del periódico, no fue posible consultar esta información completa.

En la misma página que la crónica anteriormente mencionada se encuentra, en un recuadro mucho más pequeño un artículo sobre la reacción popular a los intentos de golpe en Portugal durante la Revolución de los Claveles. El artículo titulado “Portugal 11 de Marzo. La Movilización Popular contra el Golpe Fascista” dice así: “La extrema derecha portuguesa, bajo el mando en esos momentos del general Spinola, y contando con el apoyo del franquismo español, lanzo el pasado 11 de Marzo un intento de golpe de estado en contra de las experiencias de poder popular que en las fabricas, los campos, las universidades y demás sectores están comenzando a construir las masas portuguesas. –Desde las primeras noticias del golpe, se reunieron los obreros en las empresas y se erigieron barricadas populares en las puertas de Lisboa, capital de Portugal. -En Oporto, se declaro la huelga general y se formaron piquetes masivos de defensa. –Al caer la tarde del 11 de marzo, millares de manifestantes atacaron y destruyeron la sede del CDS, partido de la burguesía. –Por la noche 40.000 manifestantes se reunían en las calles de Lisboa. Se formaron inmensos piquetes en frente de las embajadas, en particular de la norteamericana, para impedir que las fascistas se refugiaran en ellas. –Los soldados del regimiento de artillería No 1 confraternizaron con los manifestantes y distribuyeron octavillas reclamando el fusilamiento de los oficiales reaccionarios. También distribuyeron armas entre la población pero las recogieron después que paso la alerta.[22]”. Aun con el golpe de Augusto Pinochet y la burguesía contra el gobierno de la Unidad Popular de Salvador Allende el 11 de septiembre de 1973 cerca en el tiempo y la memoria, Base Obrera veía en el ejemplo portugués la fórmula adecuada a través de la cual las masas obreras podrían contrarrestar las pretensiones golpistas de la reacción.         


Huelga, Ocupación y Asamblea Obrera: El conflicto laboral de Abril de 1974 en Tejidos Única de Manizales
  
Base Obrera nació como una propuesta política por construir una respuesta y una alternativa a la pregunta “(¿) Por qué  una experiencia de lucha tan grandiosa como lo fue la Huelga de Tejidos Única es prácticamente desconocida por amplios sectores del proletariado de Colombia?”[23] En vista de lo central de este acontecimiento en la definición del grupo de activistas que editaban esta publicación, se hará una breve referencia a la experiencia, sin duda una de las expresiones de Poder obrero y popular más importantes y combativas en la historia reciente del país.    

A mediados de la década de los 70, la empresa de Tejidos Única de Manizales ocupaba el tercer lugar en el orden de la producción nacional de textiles[24] contaba con 1350 trabajadores en su planta y mantenía una importante presencia en el poder político regional, ya que por ejemplo, el por ese entonces alcalde de Manizales Elías Arango Escobar, era accionista de la empresa[25] Para inicios de la década, el Sindicato de los obreros y obreras de la empresa llamado Sintraúnica, que contaba con 750 afiliados[26], se convertiría en uno de los motores de la movilización popular en la ciudad de Manizales y toda la región de Caldas, así como en uno de los fortines del llamado sindicalismo independiente, al separase primero de la Unión de Trabajadores de Colombia (UTC), de orientación católica y conservadora y luego de la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia (CSTC) bajo la orientación del Partido Comunista; y esto gracias a la confluencia una tradición obrera clasista en la fábrica y el ingreso de jóvenes estudiantes proletarizados que militaban en organizaciones maoístas. Su permanente apoyo a las luchas de otros sectores obreros, así como de campesinos, estudiantes y destechados llevará  al Sindicato a constituirse en uno de los pilares del entramado de resistencia en la región, lo cual se reflejará en una consigna, acuñada en las movilizaciones populares: “SINTRAUNICA, SINDICATO DEL PUEBLO”. En 1974, la empresa y la gobernación de Caldas desataron una persecución contra el Sindicato y la convención colectiva de trabajo, lo que llevó a los y las trabajadoras a responder con acciones directas tales como mítines, huelgas de hambre y la conformación de comités de activistas, promovidos por el sindicato pero que desbordaban su línea de acción[27], en cada una de la línea de producción[28]. Finalmente, el conflicto estalló cuando la empresa acusó al sindicato de colaborar con los grupos guerrilleros, entregándoles 600 mil pesos, que para la época era algo más de la mitad del presupuesto del sindicato; la dudosa acusación inmediatamente tuvo eco en el Ministerio del Trabajo que procedió a congelar los fondos sindicales y después de un plazo de tiempo, a liquidar legalmente el sindicato. Los y las trabajadores contestaron con una ola agitacional, conformaron comités de esposas y comités de apoyo en varios barrios populares y lanzaron, desde el 15 de marzo, fecha de suspensión de la personería jurídica del sindicato[29], la consigna de Huelga general no por “(…) un pliego de peticiones, es una huelga por la defensa del sindicato, es una huelga contra el Estado burgués-terrateniente[30].

Después de un detallado análisis sobre las anteriores experiencia de lucha obrera en Única, así como sobre el estado de fuerzas del movimiento obrera local y nacional, los posible planes de los empresarios y la coyuntura política a nivel estatal, los y las trabajadoras se decidieron a realizar, más que un abandono pasivo del trabajo, una huelga social y políticamente activa, que estimulara la participación y la militancia consciente de todos los obreros y obreras involucradas. Así, el 4 de abril de 1974, a las seis de la mañana, 350 trabajadores del turno de la noche y otro número igual del turno del día, procedieron a entrar a las dos plantas de la empresa y organizados en grupos, desconectar la energía de la máquinas, ocupar puestos estratégicos en las líneas de montaje y desalojar al personal directivo, administrativo y de vigilancia, ocupando y haciéndose del control sobre la fábrica en solo tres minutos, tiempo parecido al que demoró el gobierno en declarar al paro como ilegal. Tras esto, se procedieron a estructurar comisiones de control y vigilancia, de solidaridad y de propaganda, a la par que se establecían barricadas en distintos puntos del interior y el exterior de las instalaciones. Entre las comisiones y las barricas existía una comunicación permanente y se efectuaban asambleas operativas cada 12 horas[31]. Con el propósito de llevar al conflicto a un plano superior de lucha, desde el 5 de abril comenzó a funcionar la “ASAMBLEA POPULAR” de Manizales con la participación de obreros, estudiantes, campesinos, maestros y comerciantes, una especie de soviet en gestación, que alcanzó a emitir cuatro decretos y liderar campañas de recogida de ropas, alimentos y denuncia política[32].

Sin embargo, estas actividades se vieron bruscamente interrumpidas en la madrugada del jueves santo, con la llegada de soldados y policías a los alrededores y la instalación de un cerco  alrededor de la fábrica con la intención de desalojarla. Los y las trabajadoras habían acordado que si la fuerza pública entraba a las instalaciones, ellas se irían sin oponer resistencia violenta. Cuando las fuerzas de seguridad iniciaban los preparativos para la contra-toma, la alarma de Única empezó a sonar, congregándose rápidamente alrededor de la factoría textil una multitud que exigía se respetaran los derechos de los y las obreras, mientras se gritaban ¡vivas! a la huelga y a Sintraúnica. Imposibilitada de efectuar el desalojo directo, la fuerza pública sometió a un cerco de hambre a los y las huelguistas, en el que se impidió la entrada y salida de personas, el paso de alimentos y se cortaron los suministros de luz y agua, lo que llevó a una complicada situación alimentaria en el interior de la fabricada ocupada y motivó que se redoblaran los esfuerzos por parte de miles de personas para romper el cerco represivo [33]. El 14 de abril domingo santo, en horas de la noche, el obrero Iván Echeverri murió trágicamente, mientras hacia su turno en la barricada, al caer desde la terraza de la planta al pavimento en la más completa oscuridad. Su multitudinario entierro se convirtió en escenario del último decreto de la ASAMBLEA POPULAR: “Paro Cívico” en toda la región tanto por demandas sociales como en solidaridad con los y las huelguistas[34].  


Finalmente el Gobierno y la patronal se ven en la obligación de volver a legalizar el sindicato y restituirle sus fondos, por lo que la asamblea obrera decide levantar la huelga, entregar inventariada la fábrica y saliendo en una multitudinaria marcha de la victoria con antorchas el día jueves 18 de abril por las calles de Manizales desde las nueve de la noche hasta bien entrada la madrugada. La “ASAMBLEA POPULAR” ratifico su voluntad de impulsar un Paro Cívico local[35]. El saldo final del conflicto no era otro que el triunfo temporal de los y las trabajadoras sobre la represión oficial[36]. Sobre el conflicto dirá la revista Alternativa: “Enmarcados o no dentro de una organización, dirigidos o no por grupos políticos, distintitos “movimientos populares” han sacudido la sociedad colombiana en 1974. (…) En los casos de Textiles única de Manizales o del Banco Popular en varias ciudades, donde obreros y empleados se instalaron en cada caso dentro de la fábrica o del banco rechazando así la concepción patronal de que a la fábrica no puede entrarse sino bajo el control del patrón y que en caso de huelga, se deben armar carpas fuera de ella. Nuevas formas de organización y de lucha que surgen en general de sindicatos no afiliados a grandes confederaciones de trabajadores o dentro de un proceso de desafiliación de la UTC y la CTC. En estos casos, la educación política de las bases y sus luchas mismas han provocado su intervención en la dirección de sus sindicatos llegando a transformarla.[37]  

En un poema escrito por un obrero de Única, sobre la lucha en la empresa, se trata de “(…) encarnar los acontecimientos sucedidos en las instalaciones de la fábrica cuando estaba en poder los obreros y de los compañeros que en la calle se batían duro contra el ejército y la policía, lo mismo que los esbirro del F-2 y el DAS para poder entrar un bocado de comida a los que estaban adentro”. El poema, que no necesariamente tiene una sofisticada elaboración lírica pero si una gran fuerza descriptiva, es el siguiente:

Fue el 4 de abril de 1974 / 1.200 obreros dijeron BASTA / a la criminal explotación capitalista / y sus pechos trémulos y erguidos / respondieron valerosos ante el grito de batalla.
Seis de la mañana / Aún ruge con fuerza el ruido de las maquinas / pero de repente se han paralizado / y no quieren ser mas cómplices / de la explotación humana
Tejidos Única es un muerto / los esquiroles y arrodillados / han renegado a su Clase / y huyen temblorosos / en todas direcciones
Pero un grito ensordecedor / sale de todos los rincones / Valerosos Obreros / El Triunfo será nuestro / VIVA LA JUSTA HUELGA / contra Patronos y Gobiernos
Han quedado firmes / En los puestos de combate / Estratégicamente vigilantes / Sin omitir detalle / ante la amenaza de los militares / una voz ronca se escucha con el ECO / no daremos un paso atrás / y nuestra consigna es /VENCER O MORIR
Luis, Juan Pedro y María / no han preguntado que hacer / sino que han hecho / porque la huelga crece / en dimensión triunfante / y el campesino ansioso y delirante / su puesto en esta lucha ya ha ocupado / y sus productos del surco a penetrado / para cuidad a sus hermanos cansos
La prensa amarilla difama a los obreros / los curas agoreros de rezos se han tapado / los militares sus armas movilizan / para asestar el golpe placentero / del IMPERIALISMO contra los que luchan
La tropa y policía / han hecho un cajón verde / de humo de granadas y / armas sedentoras / de asesinar obreros después / de una jornada
Pero un grito ensordecedor / sale de todos los rincones / VALEROSOS OBREROS / EL TIRUNFO SERA NUESTRO / VIVA LA JUSTA HUELGA / CONTRA PATRONOS Y GOBIERNO
Han pasado muchos días cuidando las trincheras, / ya los obreros sudorosos / apretan la correa / en engrudo que comen se agota / en las calderas
“PERO Ni el gobierno-Patrón / ni el hambre, nos harán entregar” / Es el grito iracundo que se escucha / de JULIA la valiente obrera
Una noche trémula y de miedo / oscura como boca de lobo / vigila la terraza cuidadosamente, / cuando…un Obrero / en su misión triunfante / cae al vacio / muriendo en el instante
Todos preguntan quién es, / hipnotizados, / grita una voz desde la noche / “Es Jorge Iván / el bravo Tesorero”
Por fin el criminal Pastrana / y toda su camada / han sido doblegados por el empuje / Obrero / y con odio rapaz han cedido / a las pretensiones de los TEXTILEROS / y en una oscura noche en la trinchera / el Ministerio pacto con los Obreros (…)
Obreros de Colombia y todo el mundo / Tu Patria está en tus manos / Y debes liberarla / se férreo en la lucha, unido, organizado, / que el triunfo de tu pueblo / no lo hacen otras manos
Gloria Eterna a los Héroes caídos / IVAN, donde estas IVAN, / Tú no has muerto, Ti vives en cada / Uno de nuestros corazones[38].


En esa coyuntura, y pese a que a la huelga le sucedieron una serie de despidos y amenazas por parte de los patronos a los y las obreras que habían participado en el conflicto, que se concreto con el despido 48 trabajadores incluidos varios dirigentes sindicales[39], Sintraúnica siguió desempeñando un activo papel de colaboración y solidaridad con otros sectores en lucha durante el periodo 1974-1975. El 18 de Mayo, diez gremios obreros, campesinos y estudiantiles de Manizales, entre los que sobresalía Sintraúnica, realizaron una manifestación bajo la consigna de preparar el “Paro Cívico General” respaldado por la “ASAMBLEA POPULAR” que se siguió reuniendo[40]. Su solidaridad con el sector campesino será grande: El último día de junio participarán en una manifestación de cerca de mil personas en Guática, Risaralda, para conmemorar el asesinato del Sinforos Navarro miembro de la junta directiva nacional de la Asociación Nacional de Usuarios Campesinos ANUC[41], así mismo desde el 20 de agosto de ese año por ejemplo, 25 trabajadores despedidos de Tejidos Única y varios maestros, salieron marchando hasta Bogotá apoyados por delegaciones campesinas de Caldas, Risaralda y Tolima, para asistir al tercer congreso nacional de la ANUC[42] con el objetivo de denunciar su situación laboral y solidarizarse con él encuentro. Su marcha aunque exitosa, fue reprimida en la población de Melgar por agentes de policía que incluso llegaron a dispararles[43]. La actividad organizativa del sindicato, también lo llevo a participar a través de una delegación solidaria en distintos eventos nacionales como el Encuentro Obrero-Campesino de la Costa Atlántica organizado por el Comité Inter-sindical del Cesar[44] y el Encuentro Obrero, Campesino y Popular de Chinchiná convocado por el Comité Obrero Popular COP de esa población[45].   

Algunos elementos para la reflexión

En el periódico Base Obrera, parece reflejarse con mayor nitidez las orientaciones teórico-políticas del grupo,  en particular el rol primordial que en su concepción jugaría la clase obrera industrial y urbana en el desarrollo y la extensión de la lucha de clases y el desencadenamiento de la Revolución; además desde el nombre de la agrupación hasta el contenido de los artículos, este acento podría caracterizarse, sin ningún ánimo de satanización, como propio de una concepción “obrerista” de la teoría y la práctica del joven grupo editor de la publicación. Así por ejemplo la leyenda del encabezado de la publicación, no es otro que el principio celebre, redactado con sus propias palabras, de los Estatutos de la Primera Internacional: “La Emancipación de la Clase Obrera debe ser obra de la Clase Obrera misma”. En un sentido parecido, la publicación no dice ser órgano periodístico de una organización política o un movimiento social específico, diferenciándose así de la tradicional prensa de partido;  se reclama en cambio como órgano de expresión del movimiento real de la lucha de clases, como tribuna y “Órgano de la Base Obrera”, tal y como reza su encabezado[46].

Continuando con al análisis anterior, en las líneas editoriales se percibe entonces como Base Obrera condensaba su visión y su propuesta de lo que debería ser el curso del movimiento obrero: Gracias a un fuerte sentido empírico, el movimiento se constituía en guía de sí mismo, sin tutelas de vanguardias exteriores a su propio actividad, adquiriría un claro sentido internacionalista que fomentaría el intercambio y el diálogo entre los trabajadores del mundo y afianzaría su sentido global, estimulaba la  constante disposición para el aprendizaje sobre las experiencias de lucha que la propia dinámica social generaba y abría una sana y formativa perspectiva de debate político, el cual se percibía como necesario para la maduración y el avance del movimiento. 

Sobresale un elemento en particular: El radical anti-vanguardismo de Base Obrera y su valoración positiva de la creciente autonomía y beligerancia sindical. Esta característica diferenciara enfáticamente la línea política del grupo de la de otras corrientes revolucionarias, que consideraban su ampliación y su constitución como vanguardia dirigente, el centro de toda su política y aun más el centro mismo de la lucha de clases. Esta política “vanguardista” conducía a una abierta desvalorización de las luchas reivindicativas y la elaboración de tesis que justificaban teóricamente la subordinación de los sindicatos (y otras organizaciones populares) a los grupos y partidos políticos. Esto era patente tanto en las cuatro centrales sindicales de la época (UTC-católica y bajo la orientación del Partido Conservador, CTC[47] gobiernista y subordinada a las directrices del Partido Liberal, CGT[48] bajo la orientación del Partido Demócrata-cristiano, aunque también existía en su interior un ala socialista; y finalmente la CSTC bajo la orientación del Partido Comunista[49], que tenía una política organizativa amplia con liberales, conservadores e independientes, y sumamente sectaria con otras organizaciones de izquierda) como dentro del llamado sindicalismo independiente sin afiliación confederal, tal como lo ilustra una crónica sobre un Seminario de Unidad Sindical convocado en la ciudad de Bogotá del 29 al 30 de marzo, por los Comités Intersindicales del país.

En un reporte sobre este evento, realizado por la revista Alternativa del Pueblo, se hacía eco de las planteamientos de una de las tendencias presentes en este seminario (la tendencia partidista) que sostendría “(…) Para los sectores revolucionarios la relación sindicatos-partido revolucionario no puede ser una relación de colaboración ni alianza, sino de subordinación consciente. Los sindicatos como organizaciones de masas deben ser dirigidos por la vanguardia, es decir, por el partido del proletariado.” Más adelante el mismo artículo continuaba: “(…) La política sindical adelantada por los sindicatos se encuadra dentro de la política que su vanguardia le ha señalado, hace parte de la estrategia de la organización revolucionaria que la orienta. Entonces, (¿) podrá la unidad de la clase obrera partir de la unidad de acción sindical? (¿) O más bien partirá de la unidad de los revolucionarios en torno a su organización de vanguardia?”[50]En un sentido parecido, uno de los acuerdos básicos del Primer encuentro regional del Comité de Unidad de Trabajadores de la Educación CUTE de Antioquia, realizado entre el 11 y el 12 de abril en Medellín, fue: “Es necesario que las organizaciones políticas dirijan el trabajo sindical bajo principios revolucionarios básicos.[51]

En contra de la tesis de la “subordinación consciente”, Base Obrera propugnaba por la autonomía y la independencia de las organizaciones sindicales y de masas de los y las trabajadoras, lo cual lejos de significar un confinamiento en la acción gremial y económica y una apoliticismo servil al establecimiento, potenciaba las dinámicas de lucha y acción directa, el sentido de apropiación, defensa y democratización de las organizaciones sindicales y de masas, y los procesos de coordinación y unidad que por ese tiempo avanzaban en estos sectores. Aunque parece claro, que la influencia del efímero grupo de activistas de Base Obrera era bastante reducida en los medios sociales y políticos, sus escritos y tesis constituyen una importante muestra de cómo la radicalización obrera y popular permitió el redescubrimiento de la propuesta anarquista y su espíritu de construcción libertaria.     


En paralelo a este proceso político, se inicio una investigación sobre el anarcosindicalismo en Colombia que culmino con la edición del ya clásico libro de Gómez Muller que citamos al inicio, Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina[52], el cual significo un importante cambio en la manera de percibir el anarquismo y su influencia en el país tanto para la Historiografía desde abajo, como para diversos sectores populares. Si bien de este texto puede decirse que, sobre todo en su parte más extensa dedicada a Colombia, tiene limitaciones en el orden de la comprensión de lo especifico del contexto socio-histórico de las épocas que describe, en el relacionamiento entre el anarquismo y el resto del mundo social que en ocasiones sugiere en su lectura que “todos los y las trabajadoras que participaron en la lucha de clases eran anarquistas” y a veces peca de un rabioso y paralizante anti-marxismo, también puede decirse que sus aportes fueron más fuertes y valiosos que sus errores y en buena parte gracias a él es que se ha podido ir rescatando la perspectiva sobre el papel jugado por las ideas y prácticas libertarias en el seno del campo popular colombiano durante las primeras décadas del siglo pasado.

Referencias Bibliográficas
Revistas:
Alternativa
Alternativa del Pueblo

Libros:
- Alfredo Gómez Muller. Prefacio a la segunda edición Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina. La Carreta Editoras, E.U. 2009.
-Álvaro Delgado Guzmán. Las Luchas Laborales en Colombia.  En 25 años de luchas sociales en Colombia 1975-2000. CINEP, Bogotá, Colombia, 2004.
- Álvaro Delgado Guzmán. La izquierda Colombiana en las organizaciones sindicales. (1960-1990). En Una Historia inconclusa. Izquierdas políticas y sociales en Colombia. CINEP. Bogotá, Colombia, 2009.
- Mauricio Archila Neira. Colombia 1975-200: de crisis en crisis. 25 años de luchas sociales en Colombia 1975-2000. CINEP, Bogotá, Colombia, 2004.
-Ricardo Sánchez Ángel. ¡Huelga! Luchas de la clase trabajadora en Colombia 1975-1981. Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, 2009.
-Julio Silva Colmenares. Los verdaderos dueños del país. Oligarquía y Monopolios en Colombia. Fondo Editorial Suramericana, Bogotá, Colombia, 1978.
-José Antonio Ocampo. Historia económica de Colombia. Siglo XXI Editores. Bogotá, Colombia. 1986.


[1] Ricardo Sánchez Ángel. ¡Huelga! Luchas de la clase trabajadora en Colombia 1975-1981. Facultad de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional de Colombia, Bogotá, Colombia, 2009. Pág. 173
[2] Julio Silva Colmenares. Los verdaderos dueños del país. Oligarquía y Monopolios en Colombia. Fondo Editorial Suramericana, Bogotá, Colombia, 1978.
[3] Este concepto sobre le Frente Nacional, fue acuñado por varios sectores socialistas desde finales de la década del 60 y principios de la del 70. 
[4] Alternativa. Umaña Luna habla sobre: Estado de Sitio sin Estado de Sitio. No 2. Marzo 1 al 15 de 1974. Pág. 2.
[5] Mauricio Archila Neira y Otros. 25 años de luchas sociales en Colombia 1975-2000. CINEP, Bogotá, Colombia, 2004. Pág. 14. Contexto del periodo.
[6] José Antonio Ocampo. Historia económica de Colombia. Siglo XXI Editores. Bogotá, Colombia. Pág. 259.
[7] Álvaro Delgado Guzmán. Las Luchas Laborales en Colombia.  En 25 años de luchas sociales en Colombia 1975-2000. CINEP, Bogotá, Colombia, 2004. Pág. 48-49.
[8] La información sobre huelgas y conflictos en estos años ha sido tomada de la revista Alternativa del Pueblo y su sección la Voz de la Base. Se consulto este órgano desde la edición No 19 de Octubre 24 a noviembre 6 de 1974  hasta el No 30 de abril 14 al 27 de 1975. 
[9] Alternativa del Pueblo. Voz de la Base. Op. Cit. 
[10] Alfredo Gómez Muller. Prefacio a la segunda edición Anarquismo y anarcosindicalismo en América Latina. La Carreta Editoras, E.U. 2009. Pág. 10.
[11] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 11.
[12] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 13
[13] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 13
[14] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 13
[15] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 13
[16] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 13
[17] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 13
[18] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 32
[19] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 32
[20] Por Operación Pito se refiera a un modalidad especial de acciones reivindicativas y de protesta que los y las trabajadoras desarrollaban en medio de un conflicto laboral, específicamente al hacer ruido y eventualmente corear consignas mientras se trabaja. 
[21] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 32
[22] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 32
[23] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 13
[24] Después de Coltejer (la primera) y Fabricato (la segunda) de la época.
[25] Alternativa. Sintraúnica: Doloroso triunfo obrero en Manizales. No 6. Del 1 al 15 de Mayo de 1974. Pág. 27
[26] Alternativa. Sucedió en la Quincena. Única no: ¡Insólita! No 8. De Mayo 27 a Junio 9 de 1974. Pág. 10
[27] Sin embargo el establecimiento de estas formas “autónomas”, necesariamente temporales, de organización obrera, corrió por cuenta del Sindicato y ellas mismas entraron a complementar su labor. Contra la tesis esencialista y dogmatica del Comunismo Consejista que contempla que los sindicatos por un lado y los comités de base y consejos obreros por el otro, son formas antagónicas de organización, siendo en este esquema, los sindicatos siempre, necesaria y naturalmente reformistas y burocráticos, y por la misma fuerza de las cosas los comités y consejos obreros siempre revolucionarios y horizontales. Este análisis a-histórico, que suplanta el contenido por la forma y utiliza un concreto momento revolucionario petrificado como medida universal de medición,  ha sido ampliamente desbordado por la realidad cambiante y contradictoria de la lucha de clases, en donde las formas de organización interactúan y se suceden según los distintos momentos por los que a traviesa la correlación de fuerzas entre las clases.    
[28] Alternativa. Derrotas y victorias de Sintraunuica. La larga lucha de un sindicato del pueblo. No 22. Diciembre 9 al 22 de 9174. Pág. 8 y 9
[29] Alternativa. Sintraúnica: Doloroso triunfo obrero en Manizales. Op. Cit. Pág. 27
[30] Alternativa. Derrotas y victorias de Sintraunuica. La larga lucha de un sindicato del pueblo. Op. cit. Pág. 8 y 9
[31] Alternativa. Las luchas de SINTRAUNICA. “En tres minutos paralizamos la factoría”. No 23-24. De Diciembre 23 de 1974 a (fecha ilegible) de Enero de 1975. Pág. 8 y 9.
[32] Alternativa. Sintraúnica: Doloroso triunfo obrero en Manizales. Op. Cit. Pág. 27
[33] Alternativa. Sintraúnica: Doloroso triunfo obrero en Manizales. Ibíd. Pág. 27
[34] Alternativa. Sintraúnica: Doloroso triunfo obrero en Manizales. Ibíd. Pág. 27
[35] Alternativa. Sintraúnica: Doloroso triunfo obrero en Manizales. Ibíd. Pág. 27
[36] Alternativa. Las luchas de SINTRAUNICA. “En tres minutos paralizamos la factoría”. Op. Cit. Pág. 8 y 9.
[37] Alternativa. Movimientos populares. Las grandes luchas están por venir. Ibíd. Pág. 20.
[38] Alternativa. Cómo son las valerosas huelgas. Contra cara de la contra portada. No 22. Diciembre 9 al 22 de 1974.
[39] Alternativa. Sucedió en la Quincena. Única no: ¡Insólita! Op. Cit. Pág. 10
[40] Alternativa. Sucedió en la Quincena. Única no: ¡Insólita! Ibíd. Pág. 10
[41] Alternativa. De Risaralda: La Justicia la hace el Pueblo. No 12. 22 de Julio de 1974. Pág. 28.
[42] Alternativa. Breve de las Bases. Marcha obrero-campesina. No 15. Septiembre 2 de 1974. Pág. 29. (A partir de este número habrá un cambio de numeración en la revista)
[43] Alternativa. Breves de las Bases. Atropello contra caminantes. No 16. Septiembre 16 a 29 de 1074. Pág. 29
[44] Alternativa. Dos congresos sindicales. Los Vallenatos de organizan. No 19. Octubre 28 a Nov. 10 de 1974. Pág. 28
[45] Alternativa. La Voz de la Base. Encuentro en Chinchiná. La organización del jornalero. No 21. 25 de Nov. A 8 de dic. 1974. Pág. 25.
[46] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 12
[47] Confederación de Trabajadores de Colombia, fundada en 1938.
[48] Confederación General de Trabajadores, fundada en 1963.
[49] Álvaro Delgado Guzmán. La izquierda Colombiana en las organizaciones sindicales. (1960-1990). Pág. 288. En Una Historia inconclusa. Izquierdas políticas y sociales en Colombia. CINEP. Bogotá, Colombia, 2009.
[50] Alternativa del Pueblo. Encuentro Intersindical. Por la unidad sindical. No 30. Abril 14 al 27 de 1975. Pág. 21
[51] Alternativa del Pueblo. Primer encuentro regional del CUTE. Un paso más hacia la unidad de la clase obrera. No 31. Abril 28 a Mayo 11 de 1975. Pág. 22
[52] Alfredo Gómez Muller. Ibíd. Pág. 10-11