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domingo, 6 de mayo de 2012

Seminario militante: Historia del anarquismo social y organizado Ponencia sesión No. 1: Mijail Bakunin, la Alianza Internacional de la Democracia Socialista y la Comuna de París / Primer bloque temático: La revolución libertaria / Miércoles 02 de Mayo de 2012 / Por Rafael


“Soy un partidario convencido de la igualdad económica y social, porque sé que fuera de esa igualdad, la libertad, la justicia, la dignidad humana, la moralidad y el bienestar de los individuos, lo mismo que la prosperidad de las naciones, no serán más que otras tantas mentiras. Pero, partidario incondicional de la libertad, esa condición primordial de la humanidad, pienso que la igualdad debe establecerse en el mundo por la organización espontánea del trabajo y de la propiedad colectiva de las asociaciones productoras libremente organizadas y federadas en las comunas, mas no por la acción suprema y tutelar del Estado.” 
-Mijail Bakunin[1]-

La historia de las clases explotadas, ha sido una lucha constante por la revolución y la emancipación de los diferentes sistemas sociales, económicos y políticos que han existido. Desde el mismo inició de la modernidad, ha habido pensadores y teóricos que han creado y nutrido de su sabiduría, teorías que han estado al servicio de los oprimidas y excluidas del sistema capitalista. Bakunin, el gran revolucionario ruso fortaleció las bases ideológicas  y teóricas del Anarquismo. Estas ideologías habían sido enunciadas décadas atrás por Joseph Proudhon, pero fue Bakunin, quien dio vida y esperanza al anarquismo, a través de conceptos tan importantes, como el de colectivismo, que intenta fundar una sociedad libre, sin explotación ni clases sociales, sobre los cimientos de la solidaridad y el trabajo libre. De la misma manera, Bakunin sonó en una sociedad sin estado, demostrando en sus escritos, que éste y sus cuerpos represivos son innecesarios y que solo favorecen la explotación y enriquecimiento de unos pocos, que viven a costa de la mayoría.

Bakunin, profetizó la desgracia que traería a la humanidad, el comunismo autoritario, pues veía en éste, la continuación de la sociedad burguesa y la represión contra todo aquel que no representará los intereses del estado en manos del proletariado. “A veces injustamente, a veces con razón, cree ver en el marxismo, el embrión de lo que será el leninismo y luego su cáncer, el stalinismo”[2] diría Daniel Guerin. Pero, más allá del colectivismo, el anti-estatismo y el anti-autoritarismo, Bakunin se caracterizó por unir teoría y práctica, en una nueva praxis libertaria. Lo anterior se refleja en su participación, junto al pueblo, en los alzamientos de Praga contra las tropas imperialistas austríacas; en la revolución de los demócratas de Dresde contra el rey de Sajonia; y en la conformación, y posterior revolución, de la Comuna de París. Asimismo, Bakunin fundará la Alianza Internacional de la Democracia Socialista, organización que inserta en Asociación Internacional de Trabajadores AIT, la Primera Internacional, se opuso a la dirección que el naciente Marxismo buscaba imprimirle al movimiento obrero. Este acontecimiento, tan importante en la historia del anarquismo, dará inicio a la configuración de un movimiento sólido, que se planteará el problema de la organización, el sindicalismo, el estado, la religión, la libertad, la ciencia y la educación, en la revolución social.

El colectivismo como forma de organización social y el Estado como obstáculo para la revolución social 

El eje central de la propuesta anarquista de Bakunin, será el colectivismo, que buscará organizar la sociedad en federaciones libres y autogestionadas, sin la intervención del principio de autoridad y contra la forma Estado. El colectivismo, es otra forma de socialismo, diferente al mutualismo de Joseph Proudhon y el comunismo de Piotr Kropotkin. De esta manera, Bakunin pensará en una sociedad que distribuya los medios de producción por igual, a todos los individuos de la sociedad. Al respecto dirá Ángel Cappelletti “El socialismo que no podrá realizarse sino a través de una revolución proletaria, necesariamente violenta (dado los caracteres de la burguesía del estado), equivale a la toma de tierra y de los instrumentos de trabajo por parte de los trabajadores. Se trata de transferir a la sociedad (aunque no al estado) los medios de producción. Por otra parte todos los hombres estarán obligados a trabajar. A cada uno se le exigirá lo que según su capacidad, física e intelectual, sea capaz de dar; y a cada se ele retribuirá también de acuerdo con lo que efectivamente ha dado. Bakunin es así partidario del colectivismo, conserva en principio el sistema del salariado y del derecho exclusivo al fruto propio del trabajo."[1]
 
La afirmación anterior, se manifestará en las propias palabras de Mijail Bakunin, cuando hablará del sistema socialista: “Aquello que ahora exigimos es la proclamación nuevamente del gran principio de la Revolución francesa: que cada ser humano pueda poseer los medios materiales y morales para poder desarrollar así su humanidad, un principio que, en nuestra opinión, debe ser traducido en el siguiente problema: Organizar la sociedad de tal manera que cada individuo, hombre o mujer, pueda hallar, al entrar en la vida, medios aproximadamente equivalentes para el desarrollo de sus diversas facultades y de su ocupación laboral. Y organizar dicha sociedad de tal forma que haga imposible la explotación de algún trabajador, lo cual permitirá a cada individuo disfrutar de la riqueza social, la cual, en realidad sólo se produce por el trabajo colectivo; pero sólo para disfrutarla en cuanto él contribuya directamente hacia la creación de dicha riqueza.”[2]
 
Pero esa explotación del trabajador está ligada a la existencia misma del estado, pues es éste, el que permite la explotación de las clases explotadas por el capitalismo vulgar, que ha invadido la sociedad de miseria, desconcierto y destrucción. De esta manera, Bakunin entenderá que la abolición del Estado, es el primer paso hacia la nueva sociedad anarquista. El estado según Bakunin, es una “organización fundada sobre tres cosas detestables: burocracía, policía y ejército permanente, he ahí lo que constituye hoy el estado, añadirá, el cuerpo visible de la inteligencia explotadora y doctrinaria de las clases privilegiadas”[3] Pero Bakunin va más allá de esta concepción del estado y manifestará su ateísmo militante, pues verá en la iglesia, y su fetiche principal, la opresión y la autoridad más degradante. Al respecto dirá: “Desde el origen de la sociedad histórica hasta nuestros días hubo siempre y en todas partes explotación del trabajo forzado de las masas esclavas, siervas o asalariadas, por alguna minoría dominante; opresión de los pueblos por la iglesia y el estado.”[4] 

La Alianza de la Democracia Socialista. Oposición a la dictadura del proletariado y formación de una internacional totalmente libertaria

Bakunin, fundó la Alianza de la Democracia Socialista en 1868, para agrupar las fuerzas revolucionarias que habían roto recientemente  con la Liga de la Paz y la Democracia e insertarles en la naciente AIT,  liderada por Karl Marx. La alianza se regirá sobre principios anarquistas y criticará el autoritarismo, la violación de la libertad de expresión y la continuación de la existencia del estado por los marxistas. Luigi Fabbri afirmará Después de 1871, en el seno de la Internacional, que ya había conquistado para el socialismo el derecho de ciudadanía entre las ciencias económicas y sociales, en los Congresos memorables, que fueron verdaderos laboratorios de ideas, el problema de la libertad se hizo sentir más fuertemente, y se produjo la división, ya que se había hecho imposible la permanencia en el mismo hogar de las dos tendencias ya adultas y opuestas. Miguel Bakunin y Carlos Marx, dos colosos, sintetizaban la ciencia de ideas y de métodos entre el socialismo autoritario y el socialismo libertario o anárquico.”[7]

Por el contrario, Bakunin, deseará una Alianza totalmente Internacional, que reúna a las diferentes organizaciones obreras mediante la autogestión y la solidaridad. De esta manera, se preguntará ¿Has comprendido que dada la coalición formidable de todas las clases privilegiadas, de todos los propietarios, los capitalistas y los Estados del mundo, una asociación obrera aislada, local o nacional, aunque pertenezca a uno de los más grandes países de Europa, no podrá jamás triunfar y que por oponerse a esta coalición y para obtener ese triunfo no hace falta más que la unión de todas las asociaciones obreras locales y nacionales en una asociación universal, la gran Asociación Internacional de los trabajadores de todos los países?”[8]

Los principios que conducirán a la Alianza Internacional estarán fundamentados y guiados por principios libertarios. “Desde el punto de vista político y social, ellos tienen por consecuencia necesaria la abolición de clases y por ello la abolición de la burguesía que es hoy la clase dominante; así como la abolición de todos los Estados territoriales, de todas las patrias políticas y sobre su ruina, el establecimiento de la gran federación internacional de todos sus grupos productivos nacionales y locales. Desde el punto de vista filosófico, por buscar nada menos que a la realización del ideal humano, del bienestar humano, de la igualdad, de la justicia y de la libertad sobre la tierra, por convertir en inútiles todos los complementos celestes y todas las esperanzas de un mundo mejor, estos principios tendrán por consecuencia, igualmente necesaria, la abolición de los cultos y de todos los sistemas religiosos.[9]

Comuna de París. Lucha y esperanza de los socialistas revolucionarios y  antiautoritarios

La Comuna de Paris, encenderá una llama de esperanza en el espíritu libertario, pues en ésta se implantaron las bases del anarquismo, como la asociación libre y el antiestatismo. “El socialismo revolucionario llevó a cabo un intento práctico en la Comuna de París” dirá Bakunin, y añadirá “Soy un partidario de la Comuna de París, la que no obstante después de haber sido masacrada y sofocada en sangre por los verdugos de la reacción monárquica y clerical, no por eso ha dejado de hacerse más vivaz, más poderosa en la imaginación y en el corazón del proletariado de Europa; soy partidario de ella sobre todo porque ha sido una audaz negativa del Estado.”[10]

Lo anterior, demuestra la importancia en Bakunin, de este acontecimiento histórico que llevara a las fuerzas coercitivas del estado francés a reprimir y asesinar a los revolucionarios parisinos que intentaron cambiar un modo de vida desagradable y excluyente, por uno más satisfactorio. “La comuna por supuesto, fue ahogada en un baño de sangre. La verdadera naturaleza de la “civilización” que los trabajadores de París trataron de superar con su ataque contra los fundamentos mismos de la propiedad sociedad se mostró, una vez más, cuando las tropas del gobierno de Versalles reconquistaron París arrebatándoselo al pueblo”[11]reflexionará Noam Chomsky.

No obstante, hay que recordar que los sucesos de la Comuna de Paris, ocurridos en 1871, fueron una acción espontanea de las masas parisinas y no un proceso organizado, que llevó años en su realización como lo fue la Revolución Española. Los comuneros se mostraron convencidos que, en la revolución social, “la acción individual era casi nula y la acción espontanea de las masas debía serlo todo”[12]. “Contrariamente a ese pensamiento de los comunistas autoritarios…completamente erróneo, de que una revolución social puede ser decretada y organizada sea por una dictadura, sea por una asamblea constituyente salida de una revolución política, nuestros amigos, los socialistas de París, han pensado que no podía ser hecha y llevada a su pleno desenvolvimiento más que por la acción espontánea y continua de las masas, de los grupos y de las asociaciones populares”[13]asegurara Bakunin.

Por otro lado, en el poco tiempo que duró la Comuna de Paris, el pueblo parisino se gobernó solo, administró y fijó sus impuestos, y  creó escuelas autogestionarias. Además, “los trabajadores de Paris, en 1871, rompieron el silencio y procedieron a abolir la propiedad, base de toda civilización. Sí, caballeros, la Comuna pretendía abolir la propiedad de clase que convierte el trabajo de muchos en la riqueza de unos pocos. La Comuna aspiraba a la expropiación de los expropiadores. Quería convertir la propiedad individual en una realidad, transformando los medios de producción –la tierra y el capital- que hoy son fundamentalmente medios de esclavización y de explotación del trabajo, en simples instrumentos de trabajo libre y asociado”[14]. La comuna de Paris fue un sueño desvanecido por las clases explotadoras francesas, en colaboración con el Estado y sus agentes criminales. Ellos masacraron la población, para defender los intereses del gran capital. No obstante, las experiencias revolucionarias y emancipatorias fortalecen y dan una voz de aliento al movimiento libertario mundial. “¿Qué han querido los hombres de París? A través de la emancipación del trabajo, la emancipación definitiva de la humanidad.”[15] reflexionará finalmente Mijail Bakunin.


[1] Bakunin, Mijail. El Patriotismo,  la Comuna de París y la noción de Estado. Biblioteca anarquista Conciencia Libertaria. Kolectivo Conciencia Libertaria. Página 24. Disponible en forma digital en la página web anarquista www.kclibertaria.comyr.com
[2] Guerin, Daniel. El Anarquismo. Buenos Aires. Ediciones Utopía Libertaria. 2004. Página 51.  
[3] Cappelletti, Ángel. La Ideología anarquista. Libros de la Araucaria S.A. 2006. Página 112.
[4] Bakunin, Mijail. Socialismo sin estado: Anarquismo. Ediciones La cueva. 2007. Página 2-3.  
[5] Bakunin, Mijail. Dios y el Estado. Buenos Aires. Editorial Proyección, 1971. Página 44
[6] Ibíd. Página 81.
[7]Fabbri, Luigi. Crítica Revolucionaria.  Biblioteca anarquista Conciencia Libertaria. Kolectivo Conciencia Libertaria. Página 21. Disponible en forma digital en la página web anarquista www.kclibertaria.comyr.com
[8] Mintz, Frank (Compilador). Bakunin. Crítica y Acción. Buenos Aires. Ediciones Utopia Libertaria. 2006. Página 84
[9]Ibíd. Página 87 - 88 
[10] Bakunin, Mijail. El patriotismo, la comuna de Paris y la noción de Estado. Op.cit. Página 25.
[11] Chomsky, Noam. En Introducción al libro Anarquismo de Daniel Guerín. Buenos Aires. Ediciones Utopía Libertaria. 2004.
[12] Guerin, Daniel. Op. Cit. Página 63.
[13] Bakunin, Mijail. El patriotismo, la comuna de Paris y la noción de Estado. Op. cit. Página 27.
[14] Chomsky, Noam. Op. Cit.
[15] Bakunin, Mijail. Citado por Henri Arvon en el libro Bakunin. Absoluto y Revolución. Barcelona. Editorial Herder. 1975. Página 51.

viernes, 9 de marzo de 2012

Seminario Militante: Anarquismo y Revolución Ponencia Sesión No 1: Bakunin y la Revolución social. / Primer Bloque temático: Reflexiones teóricas. / Martes 6 de Marzo de 2012. / Por José

¿Por qué no empezamos con Prudhon?

En la inauguración del seminario un compañero se preguntaba porque nuestro programa no incluía a Prudhon dentro de las teóricas de la revolución anarquista. Nuestra respuesta, aunque no se advirtió en ese momento, tiene que ver con la forma en la que entendemos a este destacado teórico y generalizador original del uso positivo de la palabra anarquía[1]: Como un importante pero aun parcial teórico del cambio social antiautoritario, como un pensador de transición, eslabón entre las propuestas de planificación ideal  de las socialistas utópicas y la perspectiva revolucionaria del anarquismo decimonónico. 

Pierre Josep Prudhon (1809-1865) fue uno de los más destacados socialistas y líderes populares de su época.  De familia artesana, trabajo desde muy joven primero como tonelero, luego como mozo de labranza y finalmente como impresor, formándose como autodidacta (como muchos de los socialistas utópicos) en el agitado clima social del artesanado de aquel entonces[2], siendo uno de los pocos teóricos sociales de la época que en verdad se ganó su sustento con su trabajo y se mantuvo dentro del pueblo, hecho del que él se sentía orgulloso (y que por ejemplo el joven Marx admiraba). Muchas de sus observaciones de infancia tendrían luego en su madurez, ecos en sus propuestas, siendo estas por lo común, no sistemáticas, contradictorias y frutos de reflexiones filosóficas muy abstractas que se combinaban con observaciones del sentido común[3].  

En su texto ¿Qué es la propiedad? (1840) que lo lanzo a la fama, inicio la tradición de pensar el socialismo como ciencia,  acuño la famosa frase de “la propiedad es un robo” (idea que tenía hondas raíces históricas), llamo a cambiar el sistema de propiedad impersonal por el de posesión individual y formulo un rechazo a la política estatal en el que defendió una posición anarquista.  Luego escribiría su texto Filosofía de la miseria (1843) y entablaría relaciones con Marx y Bakunin. También en este periodo empezarían sus intentos de fundar un Banco del Pueblo, especie de asociación financiera popular, que prestaría sin interés a quien lo necesitara y pudiera devolver los préstamos con productos o dinero. Tras la revolución de febrero de 1848, Prudhon fue elegido diputado de la Asamblea Nacional al proclamarse la caída de la monarquía y la segunda república, brillando pese a su marginalidad, por sus propuestas federalistas y autogestionarias, permitiéndole además su condición parlamentaria la edición del periódico el Representante del Pueblo, que cambio de nombre junto con sus ideas, al Pueblo y la Voz del Pueblo[4]. Entre sus propuestas más fuertes, está la creación de un conjunto de cooperativas obreras de producción relacionadas entre sí que sustituirían paulatinamente, y por el apoyo que encontrarían en el resto del pueblo, a las industrias capitalistas. Defendiendo la insurrección obrera de junio de ese año, hablara en la cámara de la lucha de clases entre la burguesía y el proletariado, de este último como portador de un nuevo orden social y de su pertenecía “al partido del trabajo contra el capital.”. Su furibunda oposición antinapoleonica le ganan la cárcel, espacio en donde modera su posición clasista y desde la cual escribe Sobre la Justicia en la Revolución y en la Iglesia (1854) que le gana una nueva condena por posiciones contrarias a la religión. Una vez libre y exiliado, escribe El Principio Federativo (1863) proponiendo la sustitución del Estado centralizada por una federación de comunas, en las que se distribuirá no solo el poder político, sino también el económico, llegando a defender la confederación de estados sureños y esclavistas en la guerra civil norteamericana. Para el ocaso de su vida redactara su testamento filosófico Sobre la capacidad política de la clase obrera (1865) que influenciara en la conformación de la Asociación Internacional de Trabajadores AIT[5]

Prudhon, como Kant, entiende que la realidad se basa en un sistema de antinomias, de tesis contra puestas, que deben llegar a un equilibrio armónico entre sí. Por esta visión rechaza tanto la propiedad privada como el comunismo, que entiende como un sistema de propiedad del Estado. La propiedad privada seria en este esquema una injusticia por su desigualdad, que se repararía con la distribución voluntaria y pacífica de las posesiones. Adelantándose al economismo marxista, Prudhon sostendrá que la propiedad seria la base de la construcción del Estado y el Derecho Universal, y que seria las polaridades mío-tuyo y gobernante-gobernado, las que habría que entrar a sustituir con un trabajo libre de impuestos y ganancias, que daría el derecho libre del uso de los distintos factores productivos y permitiría el intercambio igualitario también sin ganancia o pérdida[6]. En esto consistiría el mutualismo, o democracia industrial, en una forma de organización social en donde el acuerdo libre sustituiría el derecho universal, el principio de posesión individual a la propiedad privada y al Estado, la federación de comunas. Y su propuesta encuentra su fórmula de realización básicamente a través del lento, pero imparable, proyecto de organización popular alternativa materializado en cooperativas y bancos del pueblo, que lograrían sobrepasar por la fuerza de la reciprocidad (mutualismo) al mercado capitalista. Consecuente con su visión, le apostara no a un cambio político como modificaría los dirigentes o las constituciones de un determinado estado, sino un cambio económico, que reorganizaría las bases productivas de la sociedad (coincidiendo con Marx y los economistas clásicos que la sociedad era el campo natural de la economía). Para el Prudhon maduro, la historia estaría marcada por un continuo de crisis revolucionarias que siempre tendrían dentro de sus impulsores a quienes buscaban una nueva concepción de justicia y seria la búsqueda y la realización de este ideal el leiv motiv de la humanidad[7].

¿Por qué la propuesta Prudhoniana no entra entonces entre las reflexiones teóricas sobre la Revolución Anarquista? En primer término porque aun el Prudhon maduro acepta, como los liberales radicales, que el Estado solo puede reducirse al mínimo en un proceso de muy largo plazo, y no es claro que proponga su radical abolición. En segundo término, porque en su concepto la historia es un continuo, que se orienta según la búsqueda de la justicia, y dentro de la cual no caben las rupturas, diferenciándose aun de las versiones del anarquismo más evolucionista, ya que considera los saltos abruptos no como progresos, sino como peligros que deben ser evitados. En tercer término, porque Prudhon concibe la sustitución del orden social capitalista como un movimiento sistemático, sino como una sucesión espontanea de experiencias no capitalistas en el marco general del dominio del capital. Este rechazo a una visión más elaborada y general de la revolución, será uno de los rasgos de filosofía prudhoniana. Y en cuarto y último término, el machismo del pensador y su defensa de la familia patriarcal, lo alejan de la matriz integral y anti patriarcal que el anarquismo posterior elevo como uno de los principios generales de la Revolución. Diríamos, resumiendo y simplificando, que Prudhon como pensador de transición, concibió lo fundamental de la organización obrera y popular para el cambio social, pero le faltó reconocer el otro polo de la ecuación: la lucha.

¿Por qué Bakunin empieza la reflexión?

Si Prudhon descubrió la Anarquía, Bakunin desarrollo el Anarquismo. Como decíamos también en la inauguración del Taller de Estudios Anarquistas, el Bakunin maduro es el pensador que construyo a partir de la noción de anarquía, como organización social sin el principio de autoridad, y de la práctica de la libertad, como valor ético orientador de la acción, el Anarquismo, colectivismo o socialismo revolucionario como también lo llamaba, como una corriente filosófica política específica. Con el Anarquismo adquiere materialidad, presencia organizada en el mundo social y ante todo una propuesta revolucionaria, medular en pensamiento bakuniniano.

Mijaíl Aleksandrovich Bakunin (1814-1876) fue el constructor de la primera teoría de la Revolución Anarquista. De familia noble y terrateniente, Bakunin curso de joven la carrera militar como cadete hasta que, hastiado de la vida de cuartel, se dedicó a la filosofía. Impresionado por el Idealismo alemán se convirtió en estudiante Scheling en la Universidad de Berlín, entrando rápidamente en contacto con círculos de jóvenes hegelianos, así como con socialistas y nacionalistas, contactos entre lo que se hallaba el mismo Prudhon. Asentado en París y ya con fuertes ideas de liberación obrera y campesina y ateísmo, Bakunin inicia una activa militancia como republicano revolucionario entre los medios eslavos bajo la propuesta de una república democrática paneslava, federativa y socialista, viéndose envuelto durante la primavera de los pueblos de 1848 en las revoluciones de París y Praga de ese año y en 1849 en el levantamiento de Dresde[8] (ganándose por eso la admiración entre otro de Marx), donde será capturado, y condenado por la reacción triunfante, a tres penas de muerte en tres países diferentes (Prusia, Austria y Rusia) para finalmente llegar a Rusia, ser salvado por sus poderosos vínculos familiares y ser deportado por el Zarismo, luego de varios años de prisión en las condiciones más inclementes, a las estepas siberianas. En 1861, Bakunin escapara por el Pacifico, pasando por la en ese entonces región panameña de Colombia, para llegar de nuevo Europa. Desde allí busco promover la nueva insurrección Polaca de 1863, esta vez desde un enfoque completamente popular y anti burgues, que fracasara, y por lo cual se verá obligado a trasladarse primero a Italia y luego a Suiza, fuera de la persecución de los Imperios Centrales[9].

Miembros de la francmasonería más por utilidad que por convicción, en 1864 participará primero en el Congreso y luego en Liga Internacional por la Paz y la Libertad, que congregara a nacionalistas como Garibaldi, librepensadores como Víctor Hugo y liberales como Stuart Mill, con la clara intención de trabajar en su interior como revolucionario para conformar un polo radical que encauzara la Liga hacia las trabajadoras. Con este fin organizara la Sociedad Internacional Revolucionaria que en 1865 funcionara como una organización secreta al interior de la Liga. Una vez producida la ruptura entre el ala izquierda de influencia bakuninista y la derecha del congreso, la izquierda constituirá en 1868, en la Alianza Internacional de la Democracia Socialista. La Alianza iniciara un activo proceso de inserción dentro del movimiento obrero, principalmente en los países latinos, que la llevara a ingresar a la AIT ese mismo año, con el fin de desarrollar desde ahí un procesos de propaganda anarquista y fortalecer la influencia libertaria en las luchas proletarias[10]. Para 1870, Bakunin organizara en contravía de la política cauta del resto del movimiento, un Comité de Salvación Pública y participara en la insurrección de Lyon desde donde buscara expandir a toda Francia un programa anti estatista y socialista revolucionaria, sin mayores éxitos. Un año después será un defensor acérrimo de la Comuna de París y uno de las primeras voces que llamaran a solidarizarse con la experiencia a nivel internacional (en momentos en que por ejemplo Marx la consideraba una experiencia prematura y condenada al fracaso). Tras la derrota de la Comuna y con la agudización de la represión de los gobiernos reaccionarios hacia la Internacional, el organismo debilitado se precipita a un proceso de discusión que se salda con la expulsión primero de Bakunin y luego de los demás militantes aliancistas de la AIT en el Congreso de La Haya en 1872, por parte del Congreso general del organismo presidido por Marx, en alianza con los reformistas. Esto llevara a que la mayoría de secciones nacionales influidas por la Alianza como España, la Suiza francesa e Italia, constituyan una internacional federalista y antiparlamentaria, conocida como la Internacional de Saint Imer o la Internacional Anti autoritaria, animada principalmente por el ruso y que vivirá hasta que el mismo lo haga.

La Revolución para Bakunin es la guerra necesaria frente a la política de guerra de la reacción, además de un proceso de derrumbe general del Estado y su dominio sobre la vida, en un movimiento que para el ruso, significa que las trabajadoras en armas se sacuden del principio de autoridad que había gobernado sus vidas. La Revolución es de carácter social, pues tiene como fin inmediato y directo la igualdad económica, y en este proceso se contrapone a la noción de revolución política que no significa sino un enorme desperdicio de las fuerzas populares hacia un objetivo que no abole sino que transforma la explotación. La Revolución es en primera instancia un acto liberador que le permite construir a las personas y comunidades construir relaciones sociales libres, en un movimiento de destrucción de la dominación y el Estado. Esto implica un radical proceso de igualación social, que busca destruir las diferencias de clase. Y esto solo puede ser desarrollado a nivel internacional, una revolución “de todas las razas y todos los pueblos”, que si bien no necesariamente se da simultáneamente en todas partes, si tiene por fin romper las fronteras nacionales del viejo Estado en demolición. Esta revolución internacional busca modificar todas las facetas de la vida humana modificando para eso, todas las instituciones que la controlan[11].


[1] Felix Garcia Moriyon. Del Socialismo Utópico al Anarquismo. 1era edición. Libros de Annares. Colección Utopía Libertaria. Buenos Aires, Argentina. 2008. Pág. 33.
[2] Jose Farrater Mora. Joseph Prudhon. En Diccionario de la Filosofía. Tomo tercero. Alianza Editorial, Madrid, España. 1979. Link: http://www.filosofia.org/enc/fer/632723.htm Consultado 06/03/2012
[3] Angel Capelleti. La Ideología Anarquista. Ediciones Espartaco. Pág. 38. En Scribd. Link: http://es.scribd.com/doc/3929794/Angel-J-Cappelletti-La-ideologia-anarquista Consultado 06/03/2012
[4] Jose Farrater Mora. Joseph Prudhon. Op .cit.
[5] Angel Capelleti. La Ideología Anarquista. Pág. 40. Op cit.
[6] Angel Capelleti. La Ideología Anarquista. Pág. 41. Ibíd.
[7] Hugo Garcia Salvattecci. Anarquía: Ciencia y Revolución. Colección Universitaria. Okura Editores. Lima, Perú. 1984. Pág. 78.
[8] Ateneo Virtual. Miajil Bakunin. En Alasbarricadas.org. Link: http://www.alasbarricadas.org/ateneovirtual/index.php/Mija%C3%ADl_Bakunin Consultado 06/03/2012
[9] Angel Capelleti. La Ideología Anarquista. Pág. 45. Ibíd.
[10] Felix Garcia Moriyon. Del Socialismo Utópico al Anarquismo. Pág. 37.
[11] Frank Mintz (compilador). Bakunin, Crítica y Acción. 1era Edición. Libros de Annares. Colección Utopía Libertaria. Buenos Aires, Argentina. 2006. En Libros de Quijote Libros. Pág. 21-26. Link: http://www.quijotelibros.com.ar/anarres/Bakunin%20critica%20y%20accion.pdf Consultado 15/02/2012.